Hemos recogido brevemente algunos de los muchos testimonios de estos verdaderos pastores del rebaño de Cristo:

  • El padre Matt O’Donnell es, desde el mes de marzo, uno de los 24 valientes presbíteros voluntarios de la arquidiócesis de Chicago que son parte del equipo de respuesta que se conformó para ir a los hospitales a impartir el sacramento de la Unción de los Enfermos a los pacientes de covid, especialmente a los que están en peligro de muerte.

La administración del sacramento no requiere mucho más de 5 minutos pero, explica el sacerdote, “cuando se celebra la Unción de los Enfermos, la Iglesia está presente para esa persona en ese momento”.

  • Apenas inició el cierre de templos, ingeniosos sacerdotes de diversas partes del mundo se las ingeniaron para no dejar a los files sin el sacramento de la Confesión. En el condado de Chelmsford, Massachusetts, lo sacerdotes tomaban una silla, la colocaban en el estacionamiento, al aire libre, y esperaban que fueran llegando los penitentes en sus automóviles. Éstos no necesitaban bajarse, sino que se confesaban desde el vehículo.

En la parroquia de San Francisco de la Caleta, en Panamá, el padre Jhassir Pacheco también realizó estas confesiones en auto, usando el estacionamiento parroquial; y lo mismo ocurrió durante la Cuaresma en el exterior del templo parroquial de la Sagrada Familia, en la ciudad Gómez Palacio, Durango.

Un sacerdote de Maryland (EU), Scott Holmer, también estuvo confesando a los fieles desde sus autos, pero él, además, se ponía un antifaz que le cubría los ojos para así desconocer la identidad de los fieles, como cuando se hace uso del confesionario.

  • En abril, el vicario general de la arquidiócesis de París, monseñor Benoit de Sinety, publicó un llamado a defender el derecho a que los sacerdotes asistan espiritualmente a los enfermos. Esto, porque algunos centros hospitalarios bloquearon las visitas de los presbíteros a pesar de su autorización legal.
  • Arriesgándose a ser multado, el obispo de Frascati (Italia), Raffaello Martinelli, presidió el Domingo de Ramos la Misa con siete concelebrantes y seis laicos a cargo del servicio litúrgico y de la filmación. Las autoridades ya habían ordenado cerrar los templos.
  • El viernes 3 de abril, que fue Viernes de Dolores, la diócesis de Querétaro (México) llevó a cabo una Visita del Santísimo Sacramento a los hospitales de la ciudad de Querétaro. Con el Santísimo, trasladado en la capilla móvil que es propiedad de las peregrinas de a pie al Tepeyac, se llegó y se bendijo desde el exterior el edificio, el personal médico y los pacientes de: el Hospital Infantil Teletón de Oncología, el Hospital Star Médica, el Hospital Ángeles, el Hospital del IMSS, el Hospital del ISSSTE, el Hospital General, el Hospital San José y el Hospital de Especialidades del Niño y la Mujer.
  • El obispo saliente de la diócesis de Birmingham, Alabama, monseñor Robert J. Baker, a través de una carta, animó a sus sacerdotes a distribuir la Sagrada Comunión a los fieles el Jueves Santo.

“Soy muy consciente de las dificultades que la suspensión del culto público ha causado a nuestro pueblo, tan devoto de Nuestro Señor en la Eucaristía”, escribió; y recomendó que la distribución de la Comunión se hiciera al aire libre, o incluso en una caravana de vehículos. “Si se elige una opción de conducción, les pido que hagan que la gente salga de su vehículo antes de recibir la Comunión”.

También aconsejó a sus sacerdotes ofrecer “más horas para la Confesión en los días anteriores, para que todos estén dispuestos a recibir la Sagrada Comunión”.

Y concluyó: “Entiendo que algunos de ustedes tienen serias preocupaciones sobre su propia salud”; sin embargo, “me preocupa no sólo la salud física de nuestra gente, sino más importante, su salud espiritual”.

  • El Jueves Santo, el padre José Martín Lara Becerril, vicario general de la diócesis de Querétaro (México), sobrevoló en helicóptero sobre todo el territorio diocesano, que comprende la totalidad del estado de Querétaro y una porción del estado de Guanajuato. El presbítero llevaba la imagen de la Virgen de Soriano, patrona de la diócesis, y el Santísimo Sacramento, con el que bendijo a todos los fieles de este territorio eclesial, mientras que muchos fieles, desde las azoteas de sus casas, hacían brillar espejitos, ondeaban banderas blancas y se arrodillaban o clamaban en alabanza a Dios y a su Santísima Madre.
  • En Guayaquil (Ecuador), un cura bendijo desde un helicóptero a los fieles el Viernes Santo.
  • En Paquistán, a instancias de monseñor Sebastian Francis Shaw, arzobispo de Lahore, a partir de mayo los sacerdotes empezaron a acercar los sacramentos a los fieles llevándoselos directamente a sus casas. “La Iglesia está realizando muchas iniciativas de caridad para distribuir alimentos —informó el arzobispo—, pero también, sintiendo la sed espiritual de las personas, decidimos salir a las calles llevando el Santísimo Sacramento”. La gente se asomaba por puertas, ventanas y balcones para adorar al Señor, presente en la Eucaristía.
  • El padre John Saward, de la parroquia de los Santos Gregorio y Agustín, en Oxford, Inglaterra, informó que suspendería la celebración de Misas porque, al obligarse a recibir la Comunión en la mano, se dificulta recibir a Cristo “con reverencia”. A raíz de sus declaraciones, en agosto la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales reconoció el derecho de los feligreses a recibir la Comunión en la boca.
  • También en agosto, el obispo de Ciudad Real (España), Gerardo Melgar, contestó a través de su canciller una carta a un feligrés que se había quejado al habérsele prohibido comulgar en la boca en una Misa. Se le pidió perdón al feligrés y, por encargo del obispo, se hizo saber al rector del templo involucrado que un hecho semejante no debe repetirse “pues, si bien es verdad que la situación de emergencia sanitaria en la que nos encontramos aconseja que los fieles reciban la Comunión en la mano como medida de seguridad para evitar el contagio de covid-19, en ningún momento se puede prohibir el hacerlo en la boca, si así lo desea el fiel que ha de recibirla”.
  • El mes de octubre, en Polonia, el sacerdote salesiano Michał Woźnicki, de 54 años, celebrar la Misa de rito extraordinario con cuatro o cinco fieles en su habitación de la casa salesiana de Poznan, cuando llegó la policía y lo arrestó a él y a su acólito.
  • El templo de Nuestra Señora de los Ángeles, en Los Ángeles, California (EU), fue multado con mil dólares por el Departamento de Salud del gobierno estatal por haberse celebrado Misa en octubre.
  • Los obispos de Extremadura (España) publicaron un comunicado en octubre, en el que piden a los fieles que regresen a las Misas, y advierten a los sacerdotes que no pueden impedir a los fieles su derecho a comulgar en la boca.
  • En la llamada “segunda ola” de la pandemia en Europa, el padre David Palmer es uno de los sacerdotes que ha decidió seguir abriendo su parroquia para la Misa dominical en noviembre, aprovechando una laguna en las directrices de las autoridades civiles británicas, que decidieron cancelar todo culto divino por 3 domingos, pese a que no pudieron entregar evidencia a la conferencia episcopal de que alguien haya enfermado de covid asistiendo a Misa con las medidas de distancia y salubridad vigentes.

Dice el padre David: “Gales ha decidido volver a cerrar los templos. Seré arrestado antes que vuelva a negar los sacramentos al Pueblo de Dios. Y me arrepiento por haber retrocedido antes. La vida eterna viene antes que esta vida, o nuestra fe no significa nada”.

  • A principios de noviembre, Éric de Moulins-Beaufort, arzobispo de Reims y presidente de la Conferencia de Obispos de Francia, presentó un recurso ante el Consejo de Estado francés contra el decreto gubernamental que restringen las celebraciones litúrgicas. Moulins-Beaufort, tras consultarlo con todos los obispos de Francia reunidos en la Asamblea plenaria, denunció como desproporcionada la prohibición de celebrar Misas y otros sacramentos con presencia de fieles.

TEMA DE LA SEMANA: LA FE SE ENCENDIÓ DETRÁS DE UNA MASCARILLA

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 22 de noviembre de 2020. No. 1324

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