Por: Mary Velázquez Dorantes
Un amigo, familiar, vecino o conocido se encuentra enfermo, postrado en medio del dolor e incluso en la agonía, ¿qué puede hacer un cristiano católico por él? La respuesta es simple orar a Dios por su dolor. La oración tiene poder, y Dios no desdeña ninguna por pequeña que sea. Recordemos que en las primeras comunidades cristianas todos se reunían en nombre del Señor y realizaban oraciones para que intercediera por los hermanos, este es el gran ejemplo que debemos seguir, pero además podemos fortalecer a su familia con algún consejo, o apoyando con los cuidados que requiere el enfermo o algunos miembros de la familia como pueden ser los niños. En este texto te daremos algunas claves para que puedas apoyar a quienes están sufriendo la enfermedad.
OFRECE TUS ORACIONES POR EL ENFERMO
La enfermedad es una prueba difícil pero nunca imposible, aún en casos de enfermedad crónica o terminal. En algún lugar de tu casa, en algún momento de tu tiempo, puedes ofrecer tus oraciones por la enfermedad de esa persona, por sus dolores físicos o emocionales. Orar por su familia, por el silencio que se tiene que guardar en caso de que las predicciones médicas no sean positivas; por los médicos y enfermeras que están al cuidado de los enfermos. Por las personas que llevan tiempo al lado de ellos y que se han vuelto una pieza clave para ellos. La oración es la fuente viva para poder acompañar la enfermedad, Dios jamás tendrá oídos sordos ante una oración de corazón que interceda por el dolor del hermano.
VISITA AL ENFERMO Y A SUS FAMILIARES
Un gran apoyo emocional es hacer sentir al otro que no esta solo. En la enfermedad suceden muchos pensamientos, no se trata únicamente del dolor físico, sino que los enfermos se enfrentan a batallas anímicas difíciles, es por ello que una compañía positiva, compasiva y amorosa ayudan mucho al consuelo. Mostrar empatía, escuchar al otro, dar palabras de consuelo ayudarán mucho a la situación de enfermedad. Regala tu tiempo de compañía, si se puede servir o asistir en el cuidado mucho mejor, sin embargo, si solo prestas atención e interés por la persona durante una breve estancia, y das un mensaje de que reste incertidumbre, seguramente estarás apoyando mucho.
BRINDA APOYO COMUNITARIO
Muchos enfermos se encuentran en un desgaste económico. Organizar una jornada de apoyo comunitario les ayudará mucho. Quizás la comunidad pueda compartir alimentos, productos de limpieza, productos para el enfermo, como pueden ser pañales, toallas húmedas, medicamentos. La asistencia a cada situación es diferente, pero cuando el entorno se muestra sensible ante el dolor y lo que ocurre con la enfermedad estamos dando grandes pasos. La comunidad puede propiciar calma, alegría e interés por los más desvalidos, es el apoyo material es una forma de avanzar juntos. Sensibilizarnos como sociedad ante la enfermedad es una tarea fundamental que nos convierte en seres humanos más compasivos, tiernos y cercanos.
SÉ DISCRETO
La discreción es un regalo divino. Ante la enfermedad debemos cuidar mucho nuestras palabras, actos e incluso reacciones. Trata de ser asertivo con los comentarios que propicies. Si consideras que el silencio es mejor que aquello que puedas pronunciar no dudes en mantener callada a la boca. Existen verdades que no nos toca decir, evita comentarios sobre el físico o la situación que lejos de ayudar puedan crear más crisis. Enfrentar la enfermedad requiere muchas formas de apoyo, pero la discreción es clave para ayudar al otro.