La cantautora y misionera mexicana Azeneth González se ha propuesto ser un “testigo de la vida”. Experimentó la fe a medias y la falta de conocimiento por su religión y por quien la creo. Ahora, aprovecha las plataformas digitales para que la difusión, tanto de su música como de su testimonio, llegue a todos los cristianos que no han vivido un encuentro real con el Señor, que espera con paciencia.

Por Rubicela Muñiz

En el 2002 el gusto por la música llevó a la regiomontana Azeneth González a participar en el popular reality show La Academia. Entró con ilusión a un ambiente que le brindo más angustia que fama, al sentirse confundida y presionada en un mundo de vanidad donde no cabían sus creencias.

“Toda mi vida soñé con la idea de convertirme en una cantante famosa y reconocida, y ciertamente mi vida circulaba en torno a la música. En el año 2002 tuve la oportunidad de dar un salto a la fama por medio de un reality show, pero con el paso del tiempo me di cuenta que no era feliz y que la vida que estaba llevando no iba de acuerdo con mi fe. Así que a pesar de tener muchas cosas con las que soñaba, sentía que me faltaba algo. En el año 2004 fui a visitar una comunidad católica llamada “El Rancho del Señor”, para un retiro espiritual personal, sin imaginar que ese tiempo me daría una nueva perspectiva de mi fe, ya que gracias al testimonio de varias personas comprendí que yo conocía mucho de Jesús, sin embargo necesitaba conocerlo más. Y a partir de ese momento, mi vida cambió para siempre”, nos comparte la artista.

La transformación de Azeneth fue gradual. Ahora que voltea hacia atrás y haber dejado en el olvido la idea de la fama y éxito que sólo alteraban su tranquilidad, los beneficios en su vida se traducen en un corazón dispuesto a vivir la voluntad de Dios.

“A lo largo de este tiempo he podido comprender que no hay plenitud fuera de Dios. La música en sí es buena en cualquier ámbito, sin embargo cuando nuestro corazón está apartado de Dios puede tener mensajes insanos para el alma. Creo que así es en todos los ámbitos de la vida: cuando no estamos dispuestos a vivir bajo su voluntad, tarde o temprano nos sentimos perdidos, sin encontrarle sentido a nada. Y bueno, evangelizar con la música para mí es todo un honor y a su vez una gran responsabilidad, pues no basta con solo cantar, sino vivir de acuerdo con lo que canto”, expresa.

Azeneth tuvo que aprender a “morir” para renovarse. Ella desearía haber renunciado a todo sin sentir dolor, pero la realidad es que vivió un proceso difícil, donde todos los días tomó decisiones para seguir adelante, sin importar cuantas veces sintiera que no era digna. Estaba segura que la verdadera paz y libertad las encontraría en Cristo.

Nuevos escenarios

Las redes sociales han sido para la regiomontana todo un desafío, pero poco a poco aprende a utilizarlas, pues está convencida “que son herramientas de gran apoyo para llegar a más personas de una forma más fácil, poniendo al acceso de todos la música y servicio que uno realiza”.

En su canal de YouTube y redes sociales, la cantautora y misionera, inició a finales de octubre una nueva etapa de “Testigos de la vida”, un programa que en un inicio se difundía en radio y que a causa de la pandemia surgió la idea de llevarlo a nuevas plataformas. Azeneth, junto a otras tres mujeres hermanas de la fe: Leyra Córdova, Alicia Velázquez y Karla, tocan diferentes temas para hacer de este un espacio para reflexionar por medio de la Palabra de Dios nuestro caminar espiritual.

“En este programa compartimos el ser testigos de la fe, el ser testigos de la vida. Muchas personas me escriben preguntándome: ¿Cómo puedo acercarme? ¿Cómo puedo crecer en mi vida, en mi relación con el Señor? ¿Cómo puedo aumentar mi fe? ¿Cómo puedo dejar a un lado los miedos, los temores, las heridas del pasado? Aquí compartimos la experiencia adentrándonos en la Palabra de Dios, para que sea Él quien vaya sanando su corazón”, expuso Azeneth en la primera edición del programa.

A la par de este proyecto Azeneth continúa componiendo porque dice: “me encanta componer de todo un poco pero especialmente temas que anuncien la verdad o pasajes del evangelio. Además de componer temas que sean de denuncia, los cuales considero muy importantes, especialmente en estos tiempos en los que vivimos tanta incongruencia con respecto a la fe”.

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 22 de noviembre de 2020. No. 1324

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