Por P. Fernando Pascual
Amamos la verdad porque nos ayuda a comprender el mundo, a tomar buenas decisiones, a relacionarnos con los otros de modo adecuado.
Las compras en línea son un reflejo sencillo de este hecho, por ejemplo, cuando buscamos online una buena máquina de afeitar.
Vemos la descripción del producto. Leemos, cuando existen, los comentarios, que muchas veces son contradictorios.
“Esta máquina de afeitar es óptima en su precio y en su calidad. Estoy muy satisfecho por haberla comprado”.
“Estamos ante uno más de los fraudes en ventas online. Prometen que la máquina tiene baterías, cuando son de pésima calidad. El motor hace un ruido insoportable”.
“El producto llegó puntualmente a casa. Empecé a usarlo y al inicio noté que el afeitado era bueno. Luego descubrí que no servía mucho si me había dejado crecer la barba más de un día”.
“Para casos de emergencia, es una buena máquina de afeitar. Pequeña, fácil en su manejo. Pero quien prefiera un producto de calidad, mejor vea esta otra maquinilla…”
La pluralidad de opiniones y comentarios puede crear incerteza: mejor buscar una máquina de afeitar que tenga solo comentarios positivos.
Pero incluso si todos los comentarios fueran de alabanza, surgiría dentro de nosotros la pregunta: ¿no serán intervenciones inventadas o pagadas por la empresa para engañar a los compradores?
Lo que se refiere a este ámbito (compras en línea) vale para muchos otros asuntos, sobre todo para los más importantes.
¿Voy a este hospital o a otro? ¿Consulto al doctor X o al doctor Y? ¿Dejo los ahorros en el banco de la esquina o en el que está más lejos y tiene mejor atención a los clientes?
Sobre todo, para temas como la ética, las opciones de fondo de nuestra vida, lo que exista tras la muerte, las preguntas sobre Dios, tenemos un interés mayor por evitar errores y por acercarnos a la verdad.
Somos amantes de la verdad porque la necesitamos para pensar bien y para actuar mejor. Entre dudas, no podemos tomar decisiones seguras. Entre errores, más de una vez tendremos que lamentar haber perdido tiempo, dinero, salud.
Hoy surgirán ante mí nuevos temas de interés. Buscaré buenas ayudas para resolver mis dudas. Ordenaré mi mente para analizar con calma cada respuesta que me ofrezcan.
Sobre todo, pediré a mi corazón que no tome decisiones apresuradas, sino que en cada asunto importante aprenda a esperar el tiempo que haga falta para avanzar, aunque solo sea un poco, en el camino que nos permite conocer mejor la verdad sobre este asunto que tanto me interesa.