Todo pecado lleva consigo una culpa y una pena: culpa es la ofensa hecha a Dios, y pena es el castigo que dicha ofensa merece. La culpa de los pecados mortales se borra con la Confesión. Perdonada la culpa, aún hay que expiar la pena temporal, ya sea durante la vida terrenal o en el Purgatorio. En la vida se satisface esa pena temporal con todo acto de amor a Dios, con toda obra buena hecha en estado de gracia, y también a través de las indulgencias.
El feligrés puede obtener indulgencias para sí mismo o aplicarlas por los difuntos; pero en ningún caso se pueden aplicar por otra persona viva.
Tipos de indulgencia
Las indulgencias pueden ser parciales o plenarias. Las plenarias borran el total de la pena temporal que el fiel debería pugar. La indulgencia parcial sólo borra parte de esa pena temporal.
Únicamente se puede obtener una indulgencia plenaria al día. En cambio, se pueden obtener muchas indulgencias parciales diarias.
¿Quién puede obtener indulgencias?
Puede ganar indulgencias quien cumpla estas condiciones:
- Que esté bautizado.
- Que no esté excomulgado.
- Que se encuentre en estado de gracia (por tanto, confesado).
Requisitos para obtener indulgencias
- Realizar en tiempo y forma una de las prácticas indulgenciadas que la Iglesia ha determinado.
- Tener intención de obtener la indulgencia al momento de realizar la práctica indulgenciada.
- Si se trata de obtener una indulgencia plenaria, es necesario cumplir también con estas cuatro cosas:
- Confesión sacramental.
- Comunión eucarística.
- Orar por las intenciones del Papa (se cumple si se reza según su intención un Padrenuestro y una Avemaría).
- No tener afecto a pecado alguno (incluso venial).
Si falta alguna de estas cuatro condiciones, no se obtiene indulgencia plenaria sino sólo indulgencia parcial.
Pero también hay obras que están específicamente destinadas a obtener exclusivamente indulgencias parciales. Aquí se enumeran algunas obras indulgenciadas:
Indulgencia Plenaria
» Leer la Biblia por lo menos durante media hora.
» Adoración del Santísimo Sacramento por al menos media hora.
» Rezo del Rosario mariano o del himno Akhátistos en una iglesia o un oratorio, o en familia, en una comunidad religiosa, y, en general, siempre que varios fieles se reúnan para un buen fin.
» Recorrer las 14 estaciones del Via Crucis en Viernes Santo meditando cada una de las estaciones.
» Rezar o cantar devotamente el himno Tantum Ergo el Jueves Santo después de la Misa de la Cena del Señor o durante la solemnidad del Corpus Christi.
» Renovar las promesas bautismales durante la Vigilia Pascual.
» Rezar o cantar devotamente el himno Veni Creator el 1 de enero o en la solemnidad de Pentecostés.
» Participar piadosamente en la solemne procesión eucarística, particularmente en Corpus Christi, tanto si esta procesión transcurre en el interior del templo como si se realiza por el exterior.
» Visitar un cementerio y rezar allí por los difuntos entre el 1 y el 8 de noviembre.
» Consagrarse por primera vez en familia al Sagrado Corazón de Jesús o a la Sagrada Familia, recitando una oración debidamente aprobada, ante una imagen del Sagrado Corazón o de la Sagrada Familia, en una celebración ritual de ser posible presidida por un sacerdote o diácono.
» En la solemnidad de Cristo Rey del Universo, rezar públicamente el acto de consagración del género humano a Jesucristo Rey.
» Rezar públicamente en la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús el acto de reparación “Jesús dulcísimo”.
Indulgencia Parcial
» Al fiel cristiano que trabaje en enseñar o aprender la doctrina cristiana.
» Al fiel cristiano que, en el cumplimiento de sus obligaciones y en el sufrimiento de las dificultades de la vida, eleva su alma a Dios con humilde confianza, añadiendo alguna piadosa invocación.
» Al fiel cristiano que pone su persona o sus bienes, con sentimientos de misericordia, al servicio de los hermanos necesitados.
» Al fiel cristiano que, con espíritu de penitencia, se priva voluntariamente de alguna cosa lícita y agradable.
» Al fiel cristiano que, en circunstancias particulares de la vida cotidiana, da testimonio explícito de la fe ante los demás.
» Rezar ante el Santísimo Sacramento alguna de estas plegarias eucarísticas: Adoro te devote (“Te adoro devotamente”), O sacrum convivium (“Oh, sagrado Banquete”), o las estrofas del himno Tantum ergo (“Adorad postrados”).
» Rezar la comunión espiritual.
» Rezar una fórmula de acción de gracias después de la comunión; por ejemplo, “Alma de Cristo”.
» Tras preparar la confesión sacramental con examen de conciencia y firme propósito de enmienda, rezar piadosamente cualquier fórmula legítima del acto de contrición; por ejemplo: “Yo, pecador”; el salmo «Desde lo hondo» (De profundis); o el salmo «Misericordia, Dios mío, por tu bondad» (Miserere).
» Uso de objetos de piedad (una medalla, un rosario, una cruz, un escapulario…) debidamente bendecido por cualquier sacerdote o diácono.
» Recitar las letanías aprobadas; por ejemplo, del Santísimo Nombre de Jesús, del Sagrado Corazón de Jesús, de la Preciosísima Sangre, de santa María Virgen, de san José, o de los santos.
TEMA DE LA SEMANA: «Indulgencias: tesoros de la Iglesia»
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 11 de abril de 2021 No. 1344