En la búsqueda de nuevas experiencias el plano emocional está quedando al frente de un campo de batalla
Por Mary Velázquez Dorante
Entre las tendencias del nuevo siglo llegó una bastante dolorosa, complicada y con efectos colaterales como bomba: el poliamor. Consiste en una relación abierta, con variantes en las parejas y con consecuencias a nivel emocional y espiritual, que no saben distinguir quienes la practican.
Los expertos en relaciones amorosas han informado que las terapias derivadas de varias relaciones en las que se involucran a más personas aumentaron un 44%.
¿Qué sucedió en las terapias?, ¿cómo es que manifestaron las consecuencias de algo que parece tan libre? Los expertos manifestaron que en las relaciones abiertas hay una tendencia tipo marketing: te relacionas con una persona como si fuera un producto, a ese producto le colocas tus deseos, fantasías, pero también emociones y sentimientos, no es un objeto con un bello embalaje, sino una persona. Al descubrir a la persona vienen los efectos. En esta edición te explicamos lo que sucede.
EL QUERER AGRADAR AL OTRO
Se ha descubierto que la mayoría de las relaciones denominadas poliamor iniciaron con el deseo de agradar al otro, y creyendo que en esa situación nada pasaba, no obstante, las personas que accedieron a un intercambio de parejas descubrieron que no les gustaba, que se provocaba un gran vacío interior y se desataban una serie de inseguridades que en algunos casos despertaron el pensamiento suicida.
En la llamada búsqueda de la libertad sexual y las famosas “alternativas” también surgieron problemas de posesión, violencia y desafíos emocionales, que muchas veces atentan con la familia, la dignidad humana y el verdadero encuentro con el “yo”. La práctica de esta alternativa desató otras experiencias que nadie tenía contempladas, como la identificación del ser, la responsabilidad del amor y los múltiples efectos negativos de ser poliamoroso, incluyendo las enfermedades sexuales.
EN LUGAR DE CONSTRUIR, DESTRUIR
El poliamor rompió con la estructura del cuidado por el otro, el amor romántico y poético, la entrega de los amados en la existencia de cuánto importan uno a otro.
Con el poliamor llegaron los discursos de posesión, exclusividad y descontrol, la idea se vendió y transmitió como una forma de justificar que el amor “no puede soportar todo”; se abrió una lucha para romper con los modelos tradicionales e incluso se ligó con el tema de las desigualdades de género, todo ello en lugar de estar construyendo personas estables, seguras de sí mismas, fuertes, por el contrario, está construyendo personas que se sienten perdidas, cuestionadas, con un discurso a la defensiva, desorientadas. La llamada libertad amorosa intenta derrotar al sentimiento más grande y profundo: el amor.
INCOMODIDAD DEL SER
Algunas personas del estudio manifestaron que el poliamor era una forma nueva de entender el amor, y luego de vivir la experiencia descubrieron que el matrimonio y la lógica de un amor fiel, brinda mayor estabilidad emocional.
El poliamor es una moda errante que toca las puertas de la incomodidad del ser, puesto que comprender que el amor va mucho más allá de lo que una tendencia puede ofrecer, como es el cuidado de sí mismo y el cuidado de los otros, así como salvaguardar el bienestar emocional, afectivo y sexual del ser humano. El poliamor no vino a romper con las verdades del amor, sino que se fundamentó en una reconfiguración del poder: la libertad sexual, las tendencias de género e incluso los nuevos feminismos.
¿Cuánta responsabilidad se encuentra en una nueva forma de vida?, ¿es la experiencia la que prima sobre la existencia?, ¿se puede luchar contra algo positivo como es el amor? Son algunas preguntas que han quedado sin responder, y con ello las consecuencias se van manifestado continuamente.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 16 de mayo de 2021 No. 1349