Por Angelo De Simone

Nuevamente llega la Cuaresma a nuestras vidas y con ella se nos habla de ayuno y abstinencia. Y esto significa ayunar de cosas que nos importan, no sólo de alimento. Normalmente escuchamos en la calle la estricta necesidad de comer pescado los viernes y no comer nada de carne. No obstante, muchos deciden hacer sacrificios sin sentido y pocas veces de lo que realmente les importa.

Pensando de qué ayunar este año, me encontraba con varios textos bíblicos, entre ellos uno particular del profeta Isaías que dice: «El ayuno que yo quiero es éste: Abrir las prisiones injustas, hacer saltar los cerrojos de los cepos, dejar libres a los oprimidos; partir tu pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo, vestir al que ves desnudo, y no cerrarte a tu propia carne» Is 58, 1-9. En lo personal confieso que fue bastante impresionante leer esta cita en medio del contexto que estamos viviendo, porque me hizo pensar seriamente: ¿De qué ayuno hablamos? ¿Qué significa realmente?

“Ayunar”, en medio del siglo XXI, es renunciar a cosas vanas para ir a lo esencial. Es ir descifrando que más que un acto personal, es una forma de vivir el desierto de mi vida desde la generosidad de la entrega al otro. Si mi ayuno no me lleva a alimentar a otros en medio de su necesidad, no tiene sentido.

La finalidad del ayuno es crear conciencia, la pregunta es si realmente lo comprendemos. ¿Seremos capaces de ayunar de las injusticias, indiferencias, falta de caridad, soberbia, que muchas veces reina nuestro entorno? ¿Colaboraré a la gula social del respeto humano cuando con mis palabras y obras no doy testimonio de bondad?

Son muchos los condenados y encadenados por los placeres del mundo, pero también por las ideas radicales que presenta esta sociedad conformista e indiferente. En esta época son excesivamente altos los índices de desnutrición, pero también de presos políticos a causa de sus ideas y denuncias ante la injusticia. No obstante, la misión es inminente, es tiempo de alzar la voz y no encerrarnos en nuestra propia carne. Es tiempo de ayunar de indiferencia y de los rostros olvidados, tenemos la gran responsabilidad de darlos a conocer y hacer valer sus derechos en medio la discriminación.

Que en esta cuaresma vivamos este sacrificio no como mera obligación, sino como una opción de vida para transformar la historia y alcanzar la mejor versión de nosotros mismos. Seamos instrumento de esperanza y de alegría, y ayudemos a otros a saciar su hambre y sed de justicia porque, de muchos, puedes ser el alimento de esperanza que nutra sus corazones desolados y angustiados en medio de sus tormentas y sequías. Y tú, ¿vivirás con plenitud este ayuno para luego convertirte en alimento de fe para aquellos que viven sin amor?

Image by marcinjozwiak from Pixabay

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