Por Raúl Espinoza Aguilera
El escritor ruso Boris Pasternak nació en Moscú en 1890 y falleció en 1960. Es reconocido como uno de los grandes poetas y novelistas de Rusia. Vivió la debacle de la Primera Guerra Mundial que tanto afectó a los soldados y a los ciudadanos, la turbulencia y el desorden social de la Revolución rusa de 1917, así como la era del terror comunista de José Stalin (1878-1953)
Pasternak nació en una atmósfera cosmopolita. Por su casa desfilaban grandes celebridades ya que sus padres eran artistas. Sólo por recordar algunos, como el célebre músico, Serguéi Rachmáninov, el genio de la Literatura rusa, León Tolstói (autor de La Guerra y la Paz, Ana Karénina, entre otras obras) o el admirado poeta Rainer Maria Rilke y algunos otros más.
En 1914 publicó su primera colección de poemas. Su obra está cargada de un intenso lirismo pletórico de vivencias y dotada de profundas reflexiones que eran como un reflejo de su redención personal que le proporcionaba nuevos descubrimientos de su luz interior. “Quisiera llegar a todo / hasta la misma esencia: /quisiera a través de mis dudas/ llegar hasta la médula del drama. (…) / Viviré, pensaré, sentiré, amaré / todo el tiempo tomando los hilos / de los destinos y de los seres / para encontrar nuevos / descubrimientos”.
Sus principales obras poéticas son: Mi Hermana la Vida (1917), El Año 1905 (1927), El Segundo Nacimiento (1934). Sintió una viva pasión por la música, por las doctrinas filosóficas y por las experiencias de la poesía occidental. Fue traductor de la obra de Bertolt Brecht y de William Shakespeare.
En Italia, en 1957, fue publicada su novela Doctor Zhivago. Esta obra literaria causó una enorme indignación en el régimen soviético de José Stalin. Y pronto fue acusado de escribir “sólo calumnias” y de ser un “insecto nocivo” y “traidor a la Patria”.
¿Cuál es el argumento de esta novela? Revela el mundo brutal y atroz de la era estaliniana. En medio de lo que parece ser sólo un drama de amor entre el Doctor Zhivago y su amante Lara (Larisa Antipova), comunica al lector el trasfondo histórico –de injusticia y crueldad- de un sistema totalitario que llena de dolor silencioso a su Patria. Es decir, es una metáfora del desconsuelo y del desaliento de la propia Rusia. De una Rusia humillada y ofendida, sin capacidad de defenderse. “Los personajes del Doctor Zhivago –afirma el crítico Slonim- son antes víctimas que verdugos”.
El resultado fue que esta novela tuvo un gran eco internacional y fue muy bien recibida por la crítica literaria de Europa Occidental. Al año siguiente, en 1958, Pasternak recibió el Premio Nobel de Literatura.
De inmediato fue expulsado de la Unión Nacional de Escritores. Pasternak escribió a la Academia Sueca para comunicarles que se sentía agradecido y sorprendido con tal distinción. A los pocos días, las autoridades obligan de nuevo a escribir otra carta a la misma Academia Sueca en la que les da la siguiente explicación “No me lo tomen a mal, pero debo de rechazar este Premio inmerecido que se me ha concedido, tomando en cuenta la sociedad a la que pertenezco”.
Después de este doloroso suceso, son reveladores estos versos del poeta: “Caí como una feria en medio / de la cacería. / En algún lugar hay hombres, / mundo y libertad. / Pero ellos me persiguen, / no hay salida. Está encadenado / el movimiento (…) / y así -muy cerca de la tumba- / mi fe es ésta: llegará el día / en que se opondrá el espíritu de / la bondad a la fuerza bruta / y a la maldad”.
En el fondo de todos sus poemas, frente al dolor y la tragedia, siempre surge el amor, como elemento purificador, que llena de paz y alegría al poeta: “El amor está siempre conmigo. / Baila, ríe, rasga la oscuridad, / corre como los más poéticos / epígrafes…”. /
Boris Pasternak fue rehabilitado como escritor en su Patria y ha sido reconocido como una de las grandes luminarias de la Literatura Universal.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 20 de febrero de 2022 No. 1389