PREGUNTA DE NIÑOS

En el Evangelio, mediante la parábola del amigo inoportuno, en la que un hombre va a medianoche a pedirle a otro que le preste tres panes, Jesús nos invita a ser perseverantes cuando hacemos oración de petición, o sea cuando clamamos a Dios para solicitarle algún favor: “Por su molesta insistencia… le dará cuanto necesite” (Lucas 11, 8) nos dice Cristo.

¿Eso quiere decir que Dios no nos escucha sino hasta que le repetimos muchas veces lo mismo? No, de ninguna manera. Dios siempre escucha, y escucha desde la primera vez. Más aún, Él ya sabe lo que necesitamos o aquello que le vamos a pedir: “Aún no está en mi lengua la palabra cuando ya Tú, Señor, la conoces entera” (Salmo 139, 4).

¿Entonces por qué pedir? Porque cuando pedimos en oración estamos reconociendo que Él todo lo puede, que Él es Dios, y que nosotros somos nada frente a Él; o sea que estamos dando una señal de humildad.

El que no es humilde se niega a orar, o exige de inmediato una respuesta de Dios. Entonces, si el Señor tarda mucho en darnos lo que le pedimos es porque no nos conviene, porque no es el mejor momento de recibirlo, o porque quiere hacernos más santos y humildes.

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 24 de julio de 2022 No. 1411

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