El Sagrado Corazón nos busca todos los días y es la inspiración para una vida mejor.

Por Nelly Sosa

Hace unos años encontré una imagen del Sagrado Corazón de Jesús en uno de los lugares más increíbles: en las calles de nuestra colonia, en la venta de garage anual.

Fue una gran sorpresa porque había estado buscando algo así por meses.

Me quedé contemplando el cuadro, tocada por su belleza. Era un Sagrado Corazón perfectamente dibujado a lápiz, pero dudé llevarlo a casa porque, así como era hermoso, también se veía deteriorado por el tiempo, tenía algunas manchas y la pintura dorada del cuadro se estaba desprendiendo.

Así es como Jesús se presentó esa ocasión ante mí, como cada día, en medio de lo cotidiano: esperando, amorosa y pacientemente… Movió mi alma a través de un silencioso gesto de humildad, en un sencillo e inesperado detalle de Amor.

¿Cómo podía haber dicho que no a Este Amante Corazón? Esa mañana de verano compré el cuadro y lo colgué en una de las paredes de mi rincón de oración.

Esta imagen ha sido una puerta a grandes bendiciones en nuestra familia. Nos recuerda que Dios nos ama y espera por nosotros. Es una inspiración diaria para amar mejor, intentarlo otra vez cuando tropezamos y no salirnos del camino.

Santa Margarita Alacoque dijo:

“Un día, durante la octava de Corpus Christi, cuando estaba frente al Santísimo Sacramento, recibí de mi Dios extraordinarias pruebas de Su Amor.

“No puedes tributarme ninguno mayor que haciendo lo que tantas veces te he pedido ya” .

Entonces el Señor le descubrió su Corazón y le dijo: “He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombre y que no ha ahorrado nada hasta el extremo de agotarse y consumirse para testimoniarles su amor. Y, en compensación, sólo recibe, de la mayoría de ellos, ingratitudes por medio de sus irreverencias y sacrilegios, así como por las frialdades y menosprecios que tienen para conmigo en este Sacramento de amor.

Pero lo que más me duele es que se porten así los corazones que se me han consagrado. Por eso te pido que el primer viernes después de la octava del Corpus se celebre una fiesta especial para honrar a mi Corazón, y que se comulgue dicho día para pedirle perdón y reparar los ultrajes por él recibidos durante el tiempo que ha permanecido expuesto en los altares.

También te prometo que mi Corazón se dilatará para esparcir en abundancia las influencias de su divino amor sobre quienes le hagan ese honor y procuren que se le tribute”.

¡Desearía haberme sabido tan amada en los momentos más tristes de mi vida! Quisiera haber correspondido a su Amor desde mi juventud…

Pero, Señor, ¡qué poderoso es tu Corazón! Tan perfecto, y honesto, y apasionado para romper nuestros propios corazones y sanarnos al mismo tiempo. En tus tiempos.

El Sagrado Corazón de Jesús nos sigue buscando todos los días. En Él coexisten la más grande belleza y el más profundo dolor, en un matrimonio eterno… ¡Nuestro Señor ahí, amándonos desde el principio de los tiempos y hasta el final!

Gracias Señor por revelarme tu amor esa mañana y cada nuevo día. Gracias porque nunca dejas de sorprenderme en el humilde milagro de tu Amoroso Corazón, latiendo en la Eucaristía, y por la fuerza que me das para combatir cada batalla.

www.elarbolmenta.com

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 24 de julio de 2022 No. 1411

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