Por P. Fernando Pascual
No resulta muy difícil preparar un artículo periodístico sobre tantos temas de interés, que van desde la eficacia de las vacunas hasta las teorías sobre por qué asesinaron a J.F. Kennedy o a Sadat.
Basta con buscar en Internet lo que está a la mano, o en archivos físicos en algún lugar concreto, para luego seleccionar aquellas fuentes que parezcan más interesantes.
Luego, se reúne el material, se ordena según criterios más o menos correctos, y se obtiene un producto final, muchas veces atrayente por el hecho obvio de tocar un tema que suscita interés.
En cambio, no es tan sencillo investigar a fondo y de modo incisivo en esos temas (o en otros menos conocidos), porque ello exige un trabajo nada fácil, y porque lleva más tiempo del que normalmente uno tiene a su disposición.
Imaginemos el tema del asesinato de Kennedy. Resultaría más o menos fácil encontrar varias teorías sobre el posible mandante, sobre los cómplices del asesino (o de los asesinos), sobre los beneficiados por esa muerte, etc.
Pero es mucho más trabajoso, ante una o varias de esas teorías, investigar cuándo se plantearon por primera vez, quiénes las habrían creado o divulgado, en qué manera habrían sido desmentidas o sostenidas, etc.
Si resulta fácil recoger lo que gira por ahí sobre miles de temas, no es nada fácil investigar sobre el origen y la difusión de cada “fuente”, para evaluar su posible validez o sus puntos débiles.
Ciertamente, investigar a fondo cada tema requiere tiempo, energía, posibilidades técnicas (acceder a fuentes difícilmente controlables, preguntar a posibles conocedores de primera mano de ciertas “informaciones”, etc.) que no todo periodista puede permitirse.
Pero esas dificultades no son un muro infranqueable. Basta con esa sana curiosidad de quien evalúa cada dato en sus diversos aspectos, para que llegue a desarrollarse un trabajo de investigación a fondo, en todas las direcciones.
Ello constituiría un enorme reto. Con periodistas que lo asuman, sus investigaciones adquirirían una incisividad sorprendente, y la gente gozaría al acceder a datos nuevos en ese esfuerzo continuo por comprender un poco mejor el mundo en el que vivimos.