Es notable que la guerra por la independencia de lo que hoy es México haya tenido entre sus dirigentes principales a sacerdotes católicos.

Si bien los curas Miguel Hidalgo y José María Morelos tuvieron algunos comportamientos muy graves desde el punto de vista cristiano, no se puede negar que su fe formó parte medular en su lucha.

Por desgracia, la historia oficialista —a cargo de la corriente de pensamiento liberal— se ha encargado de vender una imagen de ambos sacerdotes como personas más bien rebeldes a la Iglesia, o desvinculados de ella.

En algunos sectores hasta se ha intentado presentarlos como grandes personajes de la masonería, una ideología condenada por innumerables documentos del magisterio de la Iglesia desde 1738 debido a su incompatibilidad con el cristianismo.

Pero independientemente de si sus ideas políticas estuvieron influenciadas por el pensamiento de la masonería, o si alguno de los dos estuvo afiliado a dicha secta —los historiadores no se ponen de acuerdo—, lo cierto es que, tanto Hidalgo como Morelos, nunca renegaron de su condición de sacerdotes de Cristo, y que ambos murieron en comunión con la Iglesia católica.

La visión de Morelos

Uno de los principales méritos de José María Morelos y Pavón fue haberle dado al movimiento armado una justificación adecuada y un objetivo claro. Y esto lo hizo mediante la redacción de un ideario base, nominado Los Sentimientos de la Nación, que se promulgó el 14 de septiembre de 1813.

En dicho documento va a quedar claro que la visión de Morelos y, de hecho, de los demás independentistas, era constituir una nación católica.

El historiador y presbítero Mariano Cuevas escribió al respecto:

“Hombres de constancia y fe en un ideal, comprendieron que la religión debía ser la base principal y unitaria sobre la cual se alzase el edificio de las leyes para no exponerse con el tiempo a nuevas guerras por motivos religiosos.

“Por eso, sin duda, y porque del corazón les nacía, asentaron en el primer capítulo [de la Constitución de Apatzingán, que cumplía con los lineamientos de Los Sentimientos de la Nación] que: ‘La religión católica, apostólica, romana es la única que debe profesar el Estado’.

“Y no se contentaron aquellos legisladores con que la religión católica fuese la única del Estado, sino que, además, en cuanto a los individuos, sería requisito indispensable el profesar la misma religión si querían ser ciudadanos mexicanos. ‘La calidad de mexicanos [se estipuló en el capítulo III, artículo 15] se pierde por crimen de herejía, apostasía y lesa nación’”.

En la apertura del Congreso de Chilpancingo, Morelos hizo este llamado: “Nada hagamos, nada intentemos si antes y en este lugar no juramos todos, a presencia de este Dios benéfico, salvar la Patria; conservar la religión católica, apostólica, romana; obedecer al romano Pontífice, vicario en la Tierra de Jesucristo; formar la dicha de los pueblos; proteger todas las instituciones religiosas”.

TEMA DE LA SEMANA: “UN IDEARIO PARA MÉXICO”

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 11 de septiembre de 2022 No. 1418

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