Bea Prieto, una estudiante de ingeniería comercial, nos habla de la necesidad de ser auténticos para recorrer el camino de la santidad.

Los quiero invitar a hacer un ejercicio. Imagínense a una persona santa, puede ser alguien específico o cualidades y características de alguien santo. Ahora, con esa mente quiero que se pregunten, ¿te crees capaz de alcanzar ese estándar de santidad que tienes? ¿Te crees capaz de llegar a ser santo?

Posiblemente esa persona que te hayas imaginado lo ves muy lejano a tu realidad y por eso nos creemos muy incapaces de ser santos. Vemos eso solo para algunos. Pero yo te digo que la santidad es para todos porque Dios te creo a ti como una obra maestra y además te dio una utilidad, una razón de existir.

Y nos asustamos porque no sabemos cuál es esa razón. Pero no es un proyecto a largo plazo, no es qué voy a hacer yo hasta que me muera, sino que es del día a día.

Día a día hay situaciones en dónde Dios te llama a ser auténtico, a ser tú mismo. Por eso te invito a que digas que sí a esta santidad hoy día. Y para esto hay una herramienta esencial y clave que se llama Dios.

Él nos ayuda a ser nosotros mismo, porque, ¿quién te conoce mejor que tu creador? Él te conoce y te va a ayudar a conocerte. Una vez escuché en un pódcast que me hizo visualizar esta idea: que nosotros somos como un vidrio transparente y que adentro tenemos un foco de luz, pero muchas veces este vidrio lo tenemos lleno de etiquetas, sucio, mal gastado y no dejamos que la luz salga.

Entonces, si nosotros empezamos a quitar la etiqueta y limpiar el vidrio, dejamos que esta luz salga y refleje lo que verdaderamente somos. Que nos ilumine y, que el día de mañana que te vean, vean a Dios porque te permite ser autentico, te permite ser tú mismo.

Y para limpiar este vidrio hay una herramienta más fácil: los sacramentos y el ejercicio de sacarte a ti mismo para llenarte de Dios. Y para sacarte a ti mismo hay que dejarle más espacio y sacar esos defectos y esos vicios que te alejen de Él.

Cuando Él se apodera de ti, es cuando eres tú mismo al cien por ciento. Porque ser santo es ser tú mismo al cien por ciento. Muchas veces nos da miedo enfrentarnos a lo que tenemos adentro. Nos da miedo sacar esa etiqueta porque estamos acostumbrados a definirnos por lo que otros piensan de nosotros.

Pero muchas veces nuestro error es pensar que ciertos defectos son lo peor que tenemos, cuando en realidad, si los trabajamos, pueden ser nuestra mejor virtud.

Por eso los quiero invitar a que no tengan miedo a ver lo que tienen adentro. No tengan miedo a quitar esa etiqueta porque con lo que te vas a encontrar va ser contigo mismo, y es eso lo que te va a llevar a ser santo.

La santidad es un camino que no tiene fecha de llegada ni un waze que te marque la ruta. Así que mi invitación es a que confíes; déjate llevar por Dios. Él te va a llevar por caminos medio incomodos, medios raros, pero si tú confías en Dios, te vas a dar cuenta que ese es el camino que te va a llevar a ser feliz.

Mi segunda invitación es que, si bien Dios te muestra la ruta y se ríe de tus planificaciones, eres tú quien toma el manubrio. También debes desactivar el piloto automático. Qué fácil es que la vida pase sola, que fácil es pasarse la vida haciendo lo que los demás esperan de ti. Toma tú el manubrio, ilusiónate por lo que está por venir, lucha por lo que te gusta y lo que te apasiona. Si tú tomas el manubrio o te dejas guiar con Dios, vas a encontrarte con regalos que día a día te sorprenden y te maravillan y te dan medicina para seguir el camino.

Pero ojo, que el camino es largo y no es fácil y, entonces, te puede dar sed y no debemos caer en lo que siempre caemos de saciar esa sed a corto plazo, las cosas instantáneas. Entonces, seamos inteligentes, busquemos saciar nuestra sed en la fuente de agua viva que es Dios.

Esto no es fácil. Me cuesta decir esto por miedo al qué dirán. Pero una vez que todos caminemos a la santidad, vamos a encontrar valentía.

Tomado de YouTube: REC (razón en Cristo).

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 13 de noviembre de 2022 No. 1427

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