«La llamada a hablar con el corazón interpela radicalmente a nuestro tiempo, tan propenso a la indiferencia y a la indignación», escribe el Papa Francisco en su Mensaje para la 57 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que este año tiene como lema: «Hablar con el corazón, en la verdad y en el amor». Fuerte es la invitación a ir contracorriente para apoyar las aspiraciones de paz siguiendo el ejemplo de San Francisco de Sales, patrono de los periodistas.
Por Adriana Masotti – Vatican News
“En el dramático contexto del conflicto global que estamos viviendo, es urgente afirmar una comunicación no hostil”. “Necesitamos comunicadores dispuestos a dialogar, comprometidos a favorecer un desarme integral y que se esfuercen por desmantelar la psicosis bélica que se anida en nuestros corazones”. Este es un pasaje de gran actualidad del Mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2023, que este año se celebrará el domingo 21 de mayo. El Papa se dirige en particular a los trabajadores de la comunicación, pero señala que el compromiso de comunicar «con el corazón y con los brazos abiertos» es responsabilidad de todos.
La dinámica de «comunicar cordialmente»
El tema está idealmente conectado con el de 2022, que llamaba a “escuchar”, y con el anterior, que instaba a «ir, ver» como condiciones para una buena comunicación. Esta vez el Papa quiere insistir en «hablar con el corazón». En efecto, el corazón es lo que mueve a acoger, dialogar y compartir, desencadenando una dinámica que Francisco define como la de «comunicar cordialmente». Acoger al otro es lo que permite, después de escuchar, «hablar en la verdad y en el amor». Escribe:
“No debemos tener miedo a proclamar la verdad, aunque a veces sea incómoda, sino a hacerlo sin caridad, sin corazón. Porque «el programa del cristiano —como escribió Benedicto XVI— es un “corazón que ve”». Un corazón que, con su latido, revela la verdad de nuestro ser, y que por eso hay que escucharlo. Esto lleva a quien escucha a sintonizarse en la misma longitud de onda, hasta el punto de que se llega a sentir en el propio corazón el latido del otro. Entonces se hace posible el milagro del encuentro.”
Hablar con el corazón significa dejar entrever una participación «en las alegrías y los miedos, en las esperanzas y en los sufrimientos de las mujeres y los hombres de nuestro tiempo», dice el Papa. Es un llamamiento que interpela especialmente a quienes comunican en un contexto hoy «tan propenso a la indiferencia y a la indignación, a veces sobre la base de la desinformación, que falsifica e instrumentaliza la verdad».
El diálogo con el corazón de Jesús con los discípulos de Emaús
El Papa Francisco señala el ejemplo de un comunicador con corazón en el «misterioso Peregrino que dialoga con los discípulos que van hacia Emaús»: hablando con amor, Jesús acompaña «el camino de su dolor», respetando su tiempo de comprensión. El Papa continúa escribiendo:
“En un periodo histórico marcado por polarizaciones y contraposiciones —de las que, lamentablemente, la comunidad eclesial no es inmune—, el compromiso por una comunicación “con el corazón y con los brazos abiertos” no concierne exclusivamente a los profesionales de la información, sino que es responsabilidad de cada uno. Todos estamos llamados a buscar y a decir la verdad, y a hacerlo con caridad.”
Palabras que hacen bien
Esta llamada interpela especialmente a los cristianos, prosigue Francisco, de cuya boca «nunca deberían salir palabras malas», sino sólo palabras capaces de hacer el bien a los demás y de conmover incluso a los «corazones más endurecidos». Es la «fuerza gentil del amor» a la que apunta el Papa, invitándonos a repensar sus consecuencias sociales:
“Lo experimentamos en la convivencia cívica, en la que la amabilidad no es solamente cuestión de buenas maneras, sino un verdadero antídoto contra la crueldad que, lamentablemente, puede envenenar los corazones e intoxicar las relaciones. La necesitamos en el ámbito de los medios para que la comunicación no fomente el rencor que exaspera, genera rabia y lleva al enfrentamiento, sino que ayude a las personas a reflexionar con calma, a descifrar, con espíritu crítico y siempre respetuoso, la realidad en la que viven.”
San Francisco de Sales, ejemplo luminoso de hablar con el corazón
De san Francisco de Sales, doctor de la Iglesia, obispo de Ginebra en una época de fuertes disputas con los calvinistas y proclamado por Pío XI patrono de los periodistas católicos, Francisco dice que «su actitud apacible, su humanidad, su disposición a dialogar pacientemente con todos, especialmente con quien lo contradecía, lo convirtieron en un testigo extraordinario del amor misericordioso de Dios». Para el santo, la comunicación era un «reflejo del ánimo» y una manifestación de amor. “Somos lo que comunicamos», nos recuerda, y su enseñanza, observa el Papa, aparece a «contracorriente» en un tiempo en la que la comunicación se instrumentaliza a menudo. Sus escritos son «una lectura sumamente agradable, instructiva y estimulante», dice el Papa Francisco citando las palabras de San Pablo VI y luego comenta:
“Si vemos el panorama de la comunicación actual, ¿no son precisamente estas características las que debería tener un artículo, un reportaje, un servicio radiotelevisivo o un post en las redes sociales? Que los profesionales de la comunicación se sientan inspirados por este santo de la ternura, buscando y contando la verdad con valor y libertad, pero rechazando la tentación de usar expresiones llamativas y agresivas.”
El sueño de Francisco
‘Hablar con el corazón’, el tema de esta Jornada Mundial se enmarca en el proceso sinodal que vive la Iglesia y el Papa Francisco señala que escucharnos unos a otros es el don más precioso que podemos hacernos. Hay tanta necesidad, escribe, de un lenguaje «al estilo de Dios, que se nutre de cercanía, compasión y ternura». Y describe su sueño:
“Sueño una comunicación eclesial que sepa dejarse guiar por el Espíritu Santo, amable y, al mismo tiempo, profética; que sepa encontrar nuevas formas y modalidades para el maravilloso anuncio que está llamada a dar en el tercer milenio. Una comunicación que ponga en el centro la relación con Dios y con el prójimo, especialmente con el más necesitado, y que sepa encender el fuego de la fe en vez de preservar las cenizas de una identidad autorreferencial.”
Una escalada que hay que frenar empezando por las palabras
El Papa vuelve la mirada al contexto de conflicto global que vivimos y reitera lo necesaria que es una «comunicación no hostil» para promover una «cultura de paz» capaz de superar “el odio y la enemistad». La escalada bélica que hoy teme la humanidad, escribe Francisco, «se ha de frenar cuanto antes también a nivel comunicativo», porque las palabras se convierten a menudo “en acciones bélicas cruel violencia». Y, por tanto, insiste:
“Necesitamos comunicadores dispuestos a dialogar, comprometidos a favorecer un desarme integral y que se esfuercen por desmantelar la psicosis bélica que se anida en nuestros corazones. […] Se ha de rechazar toda retórica belicista, así como cualquier forma de propaganda que manipule la verdad, desfigurándola por razones ideológicas. Se debe promover, en cambio, en todos los niveles, una comunicación que ayude a crear las condiciones para resolver las controversias entre los pueblos.”
Oración del Papa por los comunicadores
El mensaje del Papa Francisco concluye subrayando que el esfuerzo por encontrar las palabras justas para construir una civilización mejor es requerido a todos, pero en particular es una responsabilidad confiada a los trabajadores de la comunicación, y por ellos invoca al Señor para que con su profesión marcada por «la verdad en la caridad», nos ayuden a redescubrirnos como hermanos y a «sentirnos custodios los unos de los otros».