Por Pablo Castellanos L.

No soy teólogo y ni con mucho abarco la riqueza de libros, conferencias y diversos escritos que, como teólogo, como obispo, prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe y como Papa nos legó este gran y humilde servidor de la verdad. Evoco el encuentro con un libro que me ayudó a ubicarme en el sentido de la renovación conciliar y a superar el enrarecido ambiente de la polarización entre tradicionalistas y progresistas en el posconcilio más o menos inmediato, y en sus acres resabios actuales.

Me refiero a su Tesis de habilitación para la libre docencia titulada La Teología de la historia de San Buenaventura. En esta obra el joven teólogo Joseph Ratzinger  aborda múltiples temas importantes para la teología de la historia, la crítica a la teología política y particularmente el tema de la revelación: el progreso y novedad congruentes con la fidelidad a la revelación consumada en san Juan y el Apocalipsis.

No pretendo resumir aquí la riqueza del libro que reproduce la tesis de habilitación del joven teólogo sobre la teología de la historia de san Buenaventura.  Solo quiero evocar el impacto que la lectura de este libro me produjo en su momento.

Un análisis de san Buenaventura

Más allá de los finos análisis del contexto histórico Y científico del siglo XIII, en el que vivieron san Buenaventura y santo Tomás de Aquino, resalta su conocimiento de san Buenaventura, objeto de la tesis, y del significado carismático, teológico e histórico de san Francisco de Asís y su obra. Sobre todo, de la manera en que san Buenaventura asume críticamente la obra del célebre y discutido abad Joaquín de Fiore, que convulsionaba el mundo medieval de los siglos XIII Y XIV y que, en palabras de Henri De Lubac, dejó la estela de una posteridad espiritual que llega hasta nuestros días.

El tema central está en el estudio de Ratzinger de las Colaciones sobre el Hexaemeron de san Buenaventura (conferencias sobre la obra de la Creación en seis días) y su aportación a la teología de la historia, y a la discusión joaquinita sobre la realización del Reino de Dios en la historia.  Temas que ahora no abordamos, pero que son una luz sobre nuestro tiempo.

Ratzinger nos deja ver como san Buenaventura, superando los problemas a que daban lugar las obras del abad de Fiore sobre la Santísima Trinidad y la eclesiología, supo dialogar con él y recuperar el sentido histórico que faltaba a la filosofía y teología escolástica en general.

Sobre la eterna novedad del Misterio

Este es el punto que quiero poner de relieve ya que aporta luz sobre uno de los problemas contemporáneos que inquietan a muchos cristianos. Me refiero al sentido histórico de la Revelación, es decir, a su carácter progresivo, no en el sentido de que ésta cambie por el simple avance del tiempo, sino en el de su progresiva comprensión que aporta verdadera novedad sin alterar al mismo tiempo la plenitud de la Revelación cerrada con la predicación apostólica. Tradición y progreso, plenitud y explicitación y aplicación a lo largo de la historia por obra del mismo Espíritu Santo.

Esto fue una ayuda para entender la fidelidad creativa, la eterna novedad del misterio de Dios.  En el sentido de que la teología y nuestro conocimiento del depósito de la fe no se clausuran, permanecen abiertos a la verdad que siempre es mayor a nuestra limitada comprensión. 

La fe como libertad y renovación

La tentación de considerar que la fe se puede reducir a un sistema teológico o a un conjunto ya cerrado de dogmas, y de que ya no hace falta nada más que custodiarlo, es una tentación constante.

El tema de renovación y tradición ha sido abordado por Joseph Ratzinger-Benedicto XVI en muchos de sus libros y conferencias, pero este libro sobre san Buenaventura fue clave para mi encuentro con Benedicto XVI y su magisterio, a la vez una luz, una clave para descubrir la continuidad y la novedad de los papas del concilio y posconcilio.

Todos tenemos algo que agradecer a este gran teólogo, pastor y papa que nos acaba de dejar para entrar a la Casa del Padre.  Su magisterio es vital para superar las crisis que convulsionan al mundo y a la Iglesia actual y descubrir la novedad en la fidelidad del pontificado del papa Francisco y de sus sucesores. Las generaciones futuras se sumarán a esta acción de gracias.

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 8 de enero de 2023 No. 1435

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