MI VOCACIÓN ES EL AMOR
Santa Teresita: una luz en la noche oscura
Llama poderosamente la atención el deseo de ser santa que desde el momento mismo de ingresar al Carmelo guía todas ya cada una de las reflexiones de Teresita. Cada acción adquiere significado; cada renuncia tiene, por decirlo así, un sentido previo contarse entre aquellos que Dios tiene a su vera, intercediendo por sus hermanos los hombres, en especial aquellos que sufren por la ausencia de fe. Así lo deja plasmado en el Manuscrito A (F69):
¡Las ilusiones! Dios me concedió la gracia de no llevar NINGUNA al entrar al Carmelo. Hallé la vida religiosa tal y como la había imaginado. Ningún sacrificio me extrañó.
Dos puntos sobresalen de este breve texto. Primero, que la santidad ni es una ilusión ni es un objetivo para alcanzar por la propia fuerza de voluntad. Segundo, que el camino (el “caminito” de Teresita) está empedrado de renuncia, de sacrificio, de oblación. Y de alegría. Por ello San Francisco de Sales acuñó esta frase: “Un santo triste es un triste santo”.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 5 de marzo de 2023 No. 1443