Alfa y Omega analiza con un jurado experto cuáles son tres de las series del 2022 que no debemos perdernos.

The Bear

¿Puede una miniserie sobre un restaurante de bocadillos ser la mejor producción televisiva del año? Porque eso es The Bear, un tour de force trepidante, que parece grabado cámara en mano y que mantiene al espectador atrapado de principio a fin. Porque queremos que Carmen reflote el restaurante heredado de su hermano muerto. Porque cada conversación es relevante. Porque construye unos personajes maravillosos con los ingredientes mínimos.

Porque es a la vez un plato exquisito propio de una estrella Michelin y una torta de restaurante de carretera, grasoso y delicioso. Todo eso es The Bear: una bellísima historia que emociona y deleita en cada escena. Que va desvelando los ingredientes de los orígenes y aspiraciones de los personajes en el momento adecuado. Que transporta al ritmo frenético de una cocina. Que nos hace estallar en carcajadas en la fiesta de cumpleaños. Que recuerda por momentos a Una historia del Bronx y a tantas buenas historias que necesitaron muy poquito para robarnos el corazón.

Andor

No se lleven a engaño. Esta no es una producción más del universo Star Wars. Esta es una novela de John Le Carré camuflada en una galaxia muy, muy lejana. Una serie que transita por varios subgéneros como el carcelario, el de robos, el revolucionario… pero que mantiene una esencia, un tono, que bebe principalmente del género de espías.

Lo de menos es en qué universo, en qué imperio o con qué estética. Pero es que incluso estos elementos los utiliza hasta rallar en obra de arte, como en el capítulo «El Ojo», con la lluvia de estrellas o toda la trama de la prisión.

Es una serie que va in crescendo en una estructura narrativa interesantísima: son cuatro películas consecutivas, compuestas cada una de tres episodios, con sus respectivos clímax. Y lo mejor: no necesitamos ser fans de Star Wars para disfrutarla.

Separación

Inquietante distopía que nos coloca ante ese espejo, que más que un futuro indeseable y lejanísimo, nos asusta con un presente en perspectiva, perfectamente reconocible. Estamos en manos de una misteriosa empresa que obliga a sus empleados a hacerse una pequeña operación para separar radicalmente los ámbitos de vida, como si eso fuera posible. El que trabaje allí, cuando esté dentro, no recordará nada de su vida fuera de la oficina y, cuando esté fuera, exactamente al contrario: nada sabrá de su vida sin el trabajo. Todo para recordarnos, con tanta eficacia como desasosiego, que más nos vale conciliar y reconciliar nuestra vida entera. Eso o salir corriendo de la oficina, y lo que es peor, también de casa.

Fuente: alfayomega.es

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 19 de marzo de 2023 No. 1445

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