Ser parte de un movimiento laical no es sencillo, hay que dedicar tiempo a la par de los compromisos en la escuela, en el trabajo o en la familia. No es solo el hecho de pertenecer, sino que exige formación constante y servicio; entender el carisma del movimiento y ser ejemplo vivo del Evangelio.
El maestro jubilado, José de los Santos Sánchez Solís, desde muy joven estuvo cerca de los franciscanos, pero fue hasta hace 12 años que tomó la decisión de integrarse a la Orden Franciscana Seglar, que es tan solo un ejemplo de los casi 80 movimientos laicales que existen en México. Actualmente es el ministro regional de la Orden en Santa Isabel de Hungría (San Pedro Garza García, NL).
Por Rubicela Muñiz
-Don José de los Santos, ¿desde hace cuánto forma parte de la Orden Franciscana Seglar?
Tengo 12 años de ser parte de la Orden Franciscana Seglar, ya como profeso. Para llegar a ser profeso hay un proceso de formación en donde vas recibiendo ciertos signos. El primer signo que se entrega es el Cristo de san Damián. Después de los temas introductorios donde se da a conocer la vida y obra de san Francisco, de santa Clara y lo que es la Orden Franciscana Seglar, se entrega el Cristo de san Damián, que indica que ya eres aspirante a la Orden.
Posteriormente viene una etapa de formación, le llamamos primera etapa, que es un manual que tenemos a nivel nacional y que consta de 26 temas aproximadamente. Al terminar esos temas haces la primera profesión, donde te entregan tus signos: el escapulario y la cuerda.
Después viene otro proceso de formación de más de un año, que es una segunda etapa, y al concluirla haces tu profesión perpetua. Todo este tiempo de preparación es para que vayas conociendo el carisma franciscano, que vayas viendo si es lo que en realidad te interesa y que te vayas enamorando de la forma de ser de san Francisco y el carisma que nos dejó.
Al terminar la segunda etapa, en el escapulario, en la parte del frente, vienen cinco marcas que son las llagas de Jesús y al reverso una cruz que nos recuerda que Jesús entregó la vida por nosotros. Cuando no eres profeso perpetuo solo viene una cruz sobrehilada de color blanco. Ya cuando eres un profeso perpetuo se retira esa cruz blanca y eso significa que haces un compromiso para toda la vida.
Por eso es un proceso de formación, para ir tomando conciencia de la importancia que tiene esto.
-¿Y usted cómo fue enamorándose y desarrollando ese carisma?
Desde joven. Toda la vida hemos estamos cerca de las iglesias franciscanas; todo el tiempo he estado en contacto con los franciscanos, que son los de la orden de frailes menores, y eso me ha hecho conocer y crecer dentro de la espiritualidad. Hace 12 años me invitaron a formar parte de la Orden Franciscana Seglar dentro de nuestra parroquia.
-¿Cuántas fraternidades tiene la Orden de la que usted es ministro?
Actualmente soy el ministro regional de Santa Isabel de Hungría, que está conformada por cerca de 44 fraternidades y, a su vez, somos parte de la fraternidad nacional que está formada por 25 regiones.
Estamos hablando de un promedio de 1405 fraternidades distribuidas a todo el largo y ancho de la república.
-¿Cuáles son los principios, los valores y las virtudes de la Orden?
Básicamente es vivir el Evangelio. El legado de san Francisco era, y siempre lo dijo, vivir el Evangelio: pasar del Evangelio a la vida y de la vida al Evangelio. Hay que estar viviendo lo que estás aprendiendo con humildad, con respeto, con obediencia. De hecho, los sacerdotes hacen votos solemnes ante un obispo y nosotros hacemos unos votos, que los traemos en nuestra cuerda (tres nudos): la pobreza, la obediencia y castidad.
La pobreza la vivimos como seglares que estamos en el mundo. Algunos somos casados, solteros e incluso divorciados. La obediencia es sobre todo ante nuestras autoridades eclesiales, estar insertos dentro de la Iglesia. Y la castidad la vivimos dentro de nuestra condición.
Son básicamente los valores que tratamos de seguir, además del respeto, sobre todo a la naturaleza porque san Francisco fue un enamorado de la naturaleza.
–¿Qué acciones en concreto realiza la Orden?
En cada una de las parroquias en donde están insertas las fraternidades, se integran dentro de los programas de la parroquia y pueden servir como lectores, como ministros de la comunión y, además, visitan enfermos, llevan la comunión a los enfermos. Y hay algunos hermanos que tienen su actividad fuera de la parroquia, por ejemplo, atienden a los migrantes en los refugios. Incluso hay algunos que se dedican a visitar a los reclusos en la pastoral penitencial y hubo muy buena respuesta, mucha aceptación de parte de los internos.
De hecho, en algunos de los CERESOS (Centro de Reinserción Social) se empezó a formar una fraternidad por parte de los mismos internos. Es tratar de llevarles el carisma franciscano y hacer que se enamoren igual que nosotros.
-¿Y cómo se erigen las fraternidades?
La región en la que estoy al frente, que es Santa Isabel de Hungría, está conformada por cerca de 44 fraternidades. Para erigir una fraternidad también se hace un proceso de formación. Se hace una solicitud ante el obispo para que autorice una petición por parte del párroco y una vez que se da la carta de autorización queda erigida una fraternidad. Ahorita tenemos 34 erigidas y hay 6 o 7 por erigirse y hay varias que están en formación. La idea es ir creciendo. Aquí en Monterrey tenemos en varios municipios fraternidades en el área metropolitana. Incluso tenemos una en Concha del Oro (Zacatecas) y tenemos 6 o 7 en Saltillo.
-A medida que pasan los años los miembros de la orden van envejeciendo, ¿qué hacen para atraer nuevos miembros?
Con la promoción. De hecho tenemos un coordinador de promoción vocacional y tenemos establecido el mes de junio como el mes de la promoción vocacional para la Orden. Hay momentos en que en cada parroquia, en cada fraternidad, y a través de trípticos o folletos se da a conocer la fraternidad. San Francisco decía que había que dar el mensaje primeramente con el ejemplo, entonces tratamos de que el llevar el escapulario y la cuerda no sea para vanagloriarnos, sino que la gente vea que es una forma de vida y tratar de enamorarlos de la orden.
–¿Qué le exigen los tiempos que vivimos la Orden Franciscana?
Más entrega, dedicación, más presencia. Como decíamos, en muchos movimientos los hermanos se van haciendo grandes. En la fraternidad a la que yo pertenezco, de 60 hermanos, 40 ya están en la tercera edad y hay muchos que ya no pueden acudir porque requieren de alguien que los apoye para moverse. Por eso estamos haciendo las invitaciones o promociones con personas más jóvenes para ir nutriendo las fraternidades y que esto no decaiga.
El franciscanismo
La Orden Franciscana Seglar pertenece a la familia franciscana, y está formada por la unión orgánica de todas las fraternidades católicas, cuyos miembros, movidos por el Espíritu Santo, se comprometen con la profesión del Evangelio a la manera de san Francisco, en su estado seglar, observando la Regla aprobada por la Iglesia.
La Regla
La Regla y la vida de los franciscanos seglares es ésta: guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo siguiendo el ejemplo de San Francisco de Asís.
San Francisco en 1221 dispuso su Regla y es así como nace formalmente “La tercera orden franciscana”.
En 1289 el Papa Nicolás IV (primer Papa de la OFM) otorga el nombre de Orden Franciscana Seglar.
1405 fraternidades en todo el país demuestran la fuerza de la Orden.
La OFS está abierta a mujeres y hombres llamados a vivir una vocación franciscana sin dejar su realidad.
La OFS busca construir fraternidad a favor de la creación, la justicia y la paz.
La Orden está celebrando 800 años de su fundación.
Está presente en 25 regiones del país, entre las que se encuentran Querétaro, Guanajuato, San Luis Potosí, Zacatecas, Durango, Campeche, Veracruz, entre otros.
La OFS está integrada por:
Niñez Franciscana Nifra (4-10)
Adolescencia Franciscana Adofra (10-15)
Juventud Franciscana Jufra (15-30)
Y la Orden Franciscana Seglar (30 años en adelante)
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 4 de junio de 2023 No. 1456