Por su relación con el tema educativo, reproducimos parte de las palabras que el Papa Francisco dirigió a los jóvenes universitarios en la Universidad Católica Portuguesa de Lisboa, en el segundo día de su Viaje Apostólico a Portugal en ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud 2023.

En el encuentro el Papa afirmó que si quienes han recibido educación superior no se esfuerzan por devolver aquello de lo que se han beneficiado, es que no han comprendido plenamente lo que se les ha ofrecido. Advirtió que un título no debería verse solo como una licencia para acumular riqueza personal, sino como un mandato para dedicarse a una sociedad más justa e inclusiva, es decir, más avanzada.

“Todos somos peregrinos” y todo peregrino “busca” y “arriesga”, observa el Pontífice, invitando a desconfiar de “fórmulas prefabricadas, de respuestas que parecen al alcance de la mano, de propuestas que parecen darlo todo sin pedir nada”.

Nunca hay que tener miedo a sentirse inquieto: estar insatisfecho, de hecho, prosigue, “es un buen antídoto contra la presunción de autosuficiencia y narcisismo. Cada uno de nosotros es un peregrino, un buscador, que siente su propia incompletud, como dice Jesús: ‘estamos en el mundo, pero no somos del mundo’. De ahí la exhortación a no alarmarse “si nos encontramos sedientos por dentro”.

“¡No estamos enfermos, sino vivos! Preocupémonos más bien cuando estamos dispuestos a sustituir el camino a recorrer por el detenernos en cualquier oasis —aunque esa comodidad sea un espejismo—; cuando sustituimos los rostros por las pantallas, lo real por lo virtual; cuando, en lugar de las preguntas que desgarran, preferimos las respuestas fáciles que anestesian”.

No polarizaciones, sino panorámicas

Es hora de redefinir lo que llamamos progreso y evolución porque “en nombre del progreso”, se ha abierto el camino a una gran regresión”. Reivindicó la importancia de las visiones de conjunto y alertó contra las polarizaciones:

“Ustedes son la generación que puede vencer este desafío, tienen los instrumentos científicos y tecnológicos más avanzados, pero, por favor, no caigan en la trampa de visiones parciales. No olviden que necesitamos de una ecología integral; necesitamos escuchar el sufrimiento del planeta junto al de los pobres; necesitamos poner el drama de la desertificación en paralelo al de los refugiados, el tema de las migraciones junto al del descenso de la natalidad; necesitamos ocuparnos de la dimensión material de la vida dentro de una dimensión espiritual. No crear polarizaciones sino visiones de conjunto”.

En diálogo con los estudiantes

“Ustedes, queridos estudiantes, peregrinos del saber, ¿qué quisieran ver realizado en Portugal y en el mundo? ¿Qué cambios, qué transformaciones? ¿Y de qué manera la universidad, sobre todo la católica, puede contribuir a ello?”. Como anciano (“porque ya estoy viejo”, dijo el Papa), también sueña que vuestra generación sea una generación de maestros: maestros en humanidad, maestros en compasión, maestros en nuevas oportunidades para el planeta y sus habitantes, maestros de esperanza.

Francisco exhortó a todos a estudiar con pasión el Pacto Mundial por la Educación, a hacer suyos los principios que conforman su arquitectura: la dramática urgencia de cuidar la casa común a partir de la conversión del corazón y de un cambio de la visión antropológica que sustenta la política y la economía; la educación para la acogida y la inclusión para devolver la esperanza a quienes viven con la constante sensación de desamparo y han podido recobrarla gracias a quienes creen en la cultura del encuentro.

“Ve más lejos, más alto; da fuerzas, avanza más”

El Papa recurrió de nuevo a la imagen del peregrino para animar a los jóvenes universitarios a seguir adelante. Citó los saludos que según una tradición medieval se intercambiaban los caminantes a lo largo del Camino de Santiago: “Ultreia”, “et Suseia”, o “Ve más lejos, más alto; da fuerzas, avanza más”:

“Ser una universidad católica quiere decir sobre todo esto: que cada elemento está en relación con el todo y que el todo se encuentra en las partes. De ese modo, mientras se adquieren las competencias científicas, se madura como personas, en el conocimiento de sí mismos y en el discernimiento del propio camino. Entonces, ¡adelante! Una tradición medieval cuenta que cuando los peregrinos del Camino de Santiago se cruzaban, uno saludaba al otro exclamando: “Ultreia”, y el otro respondía: “et Suseia”. Son expresiones de aliento para continuar la búsqueda y el riesgo de caminar, diciéndose mutuamente: “¡Vamos, ánimo, sigue adelante!”. Esto es lo que les deseo también, con todo el corazón”.

 Fuente: Vatican News

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 13 de agosto de 2023 No. 1466

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