El misionero de la Consolata, padre James Mate, de Kenia, habla sobre los desafíos que enfrentan los misioneros en Mongolia para evangelizar, entre ellos aprender el idioma mongol y la adversidad climática. Evangelizar incluso cuando hay menos 40 grados de temperatura.

Por Patricia Ynestroza y Ulán Bator – Vatican News

Vatican News habló con el Padre James Mate, misionero de la Consolata sobre la Iglesia en Mongolia y el trabajo que se realiza en la evangelización. Mongolia, tierra de misión, un país donde los que han conocido a Jesús son una minoría, 1500 bautizados.

El padre explica además que poco a poco, con perseverancia, comienza a existir un interés por el cristianismo.  El año pasado la Iglesia Católica de Mongolia celebró los 30 años de presencia en el país. Actualmente, hay nueve parroquias, algunas muy pequeñas y hay varias escuelas y proyectos de obra social.  La comunidad misionera está formada por 75 misioneros, que representan a 10 congregaciones religiosas y 27 nacionalidades, haciéndola una comunidad verdaderamente internacional. Hay 29 sacerdotes, de los cuales dos son locales, 36 religiosas, seis religiosos no sacerdotes y tres misioneros laicos. Hay cuatro Fidei Donum de Corea del Sur.

Entre los desafíos que enfrentan los misioneros, afirmó, es el clima invernal, las temperaturas bajísimas, menos de los 40 grados. El idioma mongol muy difícil de aprender.

Mongolia un país abierto a las religiones y culturas

Vatican News entrevistó también a Munkhbolor Gungaa Oficial nacional de programas de la ONUDI en Ulán Bator. La ONUDI es la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial. Su misión es promover, dinamizar y acelerar el desarrollo industrial, trabajando por un mundo sin pobreza ni hambre, en el que la industria impulse economías con bajas emisiones, mejore los niveles de vida y preserve el medio ambiente habitable para las generaciones presentes y futuras.

La visita del Papa al país, le dará un carácter completamente internacional  ¿Qué le gustaría que se destacara?

En primer lugar, para mí, personalmente, es una gran noticia que el Papa venga a Mongolia y creo que es una gran oportunidad para la visibilidad de Mongolia en el mundo y para atraer la atención y el interés mundial. También creo que Mongolia se ha convertido en un país cada vez más importante desde el punto de vista geopolítico. Además de China y Rusia, los líderes mundiales están ahora más interesados en Mongolia como país de paz, tal y como afirmó Antonio Gutiérrez, Secretario General de la ONU, que visitó Mongolia recientemente.

 


 

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