Por P. Gabriel Álvarez Hernández

La vida cristiana se nutre, entre otras cosas, de la oración y es una elocuente expresión de la intimidad que se guarda con Dios. Un cristiano que no ora, entiéndase que no tiene relación con Cristo, ¿Cómo podría llamarse cristiano?

Y ¿de qué se platica? De nada extraño, es una conversación de amigos donde se van hilando las palabras que hablan de lo cotidiano y de lo extraordinario, de la vida de todos los días y también de aquellas cosas en las que parece que se detiene la vida entera… de los gozos y alegrías, de las profundas tristezas y decepciones, de las tentaciones y el pecado… ¡de todo!

Con esto se puede afirmar categóricamente que la oración es lo más cotidiano, porque se realiza en todas las circunstancias, y que se vuelve más insistente cuando la situación lo amerita. Invitados, como cada día, como cada vez, a desarrollar este aspecto de la vida cristiana en este mes de octubre que se presenta muy intenso.

Oremos por las víctimas de la Iglesia de la Santa Cruz en Ciudad Madero, Tamaulipas; al momento de la desgracia se contabilizaron diez víctimas mortales por el colapso del techo durante la celebración de bautizos en ese lugar.

Oremos por la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que se inauguró este 4 de octubre y se clausurará el 29 de este mismo mes puesto que ha sido invitado todo el mundo a participar uniéndose en la oración, ya que es un acontecimiento espiritual para escuchar al Espíritu Santo quien es el verdadero protagonista de este evento.

Oremos por las Misiones, a propósito de que la Iglesia celebrará el próximo domingo 22 de octubre el domingo Mundial de las Misiones a fin de promover la responsabilidad misionera de todos los bautizados.

Sigamos orando, y actuando, en favor de la paz. La Iglesia diocesana ha celebrado en estos meses “los eventos por la paz”, el encuentro, la caminata y la alianza por la paz a fin de que la oración se transforme en más vida y acción para que cada uno se convierta en “artesano de paz”. Aunque, no sin horror, hemos visto las noticias de los bombardeos a Israel y de tantas cosas que nos hablan de los valores contrarios a la paz. Ante la guerra y destrucción, ante el odio y el dolor, aumentemos nuestra súplica para construir la paz.

La iglesia de la región Bajío, las diócesis de Irapuato, Celaya, Querétaro y su arquidiócesis de León, han realizado, en nuestra ciudad capital queretana, el segundo foro de diálogo abierto del Bajío que llevó como título “el comunicador, la democracia y la participación ciudadana en México” y que tiene como destinatarios primeros a los comunicadores de los estados de Guanajuato y Querétaro. El tema y lo delicado del asunto nos urgen a ponerlo en la presencia de Dios en la oración.

Convendría preguntarse entonces, qué espacio dejo al Señor y si me detengo a dialogar con él. Dios, como el dueño del viñedo que sale a distintas horas por trabajadores para su campo, no se cansa de invitar a todas horas, en cualquier momento de la vida, en todas las etapas de la existencia. Entremos a platicar con Dios, cada vez más, cada vez mejor, porque urge ese remanso interior donde podamos decir: Padre Nuestro…

 

Publicado en Semanario Comunión Querétaro

 

Imagen de Yandry Fernández Perdomo en Cathopic


 

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