Por Mary Velázquez Dorantes
¿Qué has escuchado decir del purgatorio? ¿El cristiano católico cree en las almas del purgatorio? ¿Qué es eso llamado castigo temporal? ¿Qué han dicho los santos sobre el tema de purificar el alma y cómo fueron sus experiencias sobre este tema? La Iglesia Católica nos ha enseñado que existe un purgatorio donde las almas son ayudadas por la devoción de los creyentes, el alma se limpia de pecado y de una forma temporal se purifican.
Sin embargo, en la tradición de la Iglesia también han existido santos que narraron su experiencia con las almas del purgatorio, que intercedieron por ellas y que de acuerdo al número de faltas que cometieron estuvieron purgando.
El pecado, la maldad, la intención del hombre y sus actos hacen que podamos ir al purgatorio. Lo vemos con un misterio, porque quizá desde nuestra infancia hemos escuchado hablar de este. Hoy te presentamos cómo algunos santos tuvieron un encuentro con las almas del purgatorio, pero sobretodo cómo ellos nos ayudan a entender su existencia.
1) SAN PÍO DE PIETRELCINA
Es uno de los santos que narra las experiencias de almas que se encontraban purgando. Incluso entre sus dones, el padre Pío, podía solicitar una prórroga en la muerte de un ser en caso de ser necesario. Pero además experimentó los dolores de purgar y ello lo guio a tener una devoción especial por todas aquellas almas que se encontraban en el purgatorio. Este santo experimentó el fuego que se siente en este estado. Sus oraciones se inclinaban hacia el dolor que las almas experimentaban, su compasión por ellas lo hacía predicar constantemente sobre el poder de la justicia divina y, sobre todo, por aquello que desconocemos en el juicio final.
2) SANTA FAUSTINA KOWALSKA
Santa Faustina llamó al purgatoria la “cárcel del sufrimiento”, además de sus visiones sobre Jesús y la Divina Misericordia, experimentó una visión sobre el purgatorio, el lugar nebuloso le llamó, donde había fuego y multitudes de almas en sufrimiento. En sus narraciones Santa Faustina manifiesta que estas almas padecen la añoranza de Dios. El purgatorio, de acuerdo con sus puntos, es un lugar donde las almas aprenden a madurar la plenitud del amor de Dios. En otro de sus apartados describe cómo la Virgen María es la Estrella del mar que les lleva alivio a todas las almas purgantes. Esas almas que sufren, narra la santa, requieren de la oración constante y fervorosa.
3) SANTA CATALINA DE GÉNOVA
Esta santa italiana describió en sus visiones al purgatorio como un lugar de fuego interior. Ella habló del camino de la purificación para llegar a Dios. La conversión es el único sendero para no tocar la experiencia internar de purgar. Dios es tan puro y santo que aquellas almas que están manchadas por el pecado no pueden encontrarse con Él. En el pecado existe la culpa, una huella negativa en el alma y cuerpo del pecador, y la justicia divina lo hace acreedor de un castigo. Para ella el purgatorio es algo que la lengua humana no puede expresar y la mente no lo puede comprender.
4) SAN NICOLÁS DE TOLENTINO
El patrono de las almas del purgatorio tuvo una experiencia mística al escuchar una voz lastimosa que le habló, se trataba de un compañero suyo del monasterio, quien le dijo que se encontraba padeciendo mucho en el purgatorio y necesitaba que ofrecieran una misa para salir de allí. En esa misma experiencia le fue mostrada una llanura de inmensas almas que le pedían ayuda. Es el intercesor de los difuntos y de las almas que se encuentran purgando sus pecados. La providencia de Dios es infinita, pero la justicia divina nos llama al final de nuestro camino. El purgatorio, de acuerdo con estos cuatro santos, es un tiempo de purificación, pero también de sufrimiento y agonía. Sus notas concuerdan cuando hablan de las almas que pudieran purificarse por la sola contracción, con ese hecho se les pagaría toda la deuda. Existen almas que experimentan la necesidad del purgatorio como una forma de purificación.
Oración por las almas de purgatorio:
¡Oh glorioso Taumaturgo y Protector de las almas del purgatorio, San Nicolás de Tolentino! Con todo el afecto de mi alma te ruego que interpongas tu poderosa intercesión en favor de esas almas benditas, consiguiendo de la divina clemencia la condonación de todos sus delitos y sus penas, para que, saliendo de aquella tenebrosa cárcel de dolores, vayan a gozar en el cielo de la visión beatífica de Dios. Y a mí, tu devoto siervo, alcánzame, ¡oh gran santo!, la más viva compasión y la más ardiente caridad hacia aquellas almas queridas.
Amén.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 5 de noviembre de 2023 No. 1478