Por Jaime Septién

Según la etimología, la palabra “herético” proviene de airesis y significa división, separación. “Herético es el que tiene espíritu partidista, como decimos hoy. Es aquel cuyo interés particular se sobrepone al interés por el bien común”, escribió en un artículo reproducido por la revista jesuita La Civiltà Cattolica, el padre Diego Flores.

La vigencia mundial del “pensamiento único” –que en nuestro país ha tomado carta de representación en los partidos políticos que se disputan rabiosamente el poder, sin decirnos para qué— nos ha orillado (y nosotros que nos hemos dejado orillar) a sostener que el “pensamiento único” es la única forma de pensamiento.

En su artículo el padre Flores contrasta el lenguaje que emana del pensamiento único, de la herejía, con el lenguaje simple de Jesús. Lo hace con la intención de enseñarnos a discernir el lenguaje de los tramposos, los que buscan “rebajar” todas aquellas propuestas que estén por encima de la división y hacerlas una especie de “lo menos malo de lo bueno”. Me explico: el Papa Francisco propone una Iglesia que dialogue con todos y salen los que buscan una Iglesia que solamente dialogue consigo misma. El secretario general de Naciones Unidas pide un acuerdo de paz entre Israel y Palestina y los unos y los otros lo reprenden. Un vecino del barrio pide que entre todos limpien la basura y no falta el que lo increpa y le diga: “Pues recógela tú, si tanto te interesa”.

El otro día escuché frente a Palacio de Gobierno una canción de Inti Illimani que se ha vuelto eslogan en protestas de tirios y troyanos: “El pueblo unido jamás será vencido”. Pensé para mis adentros que tenía toda la razón ese grupo tan popular en los setenta del siglo pasado. Y luego me dije, mirando a los manifestantes, si solamente ellos eran pueblo. Y sí, así se presentaban. Los que cruzábamos la plaza ¿no éramos pueblo? ¿Los que despachan en Palacio, no son pueblo? Cuánta razón tenía Chesterton al decir que la herejía era una verdad que se había vuelto loca.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 5 de noviembre de 2023 No. 1478

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