Por Rebeca Reynaud

El psicólogo Rafael Santandreu afirma que, para no amargarse la vida, hay que saber que las creencias irracionales son exageraciones. Un caso clínico que las ejemplifica es el siguiente. Un paciente de 14 años, Jordi, trato de suicidarse. ¿Por qué? Porque en una evaluación escolar reprobó tres asignaturas. Jordi decía: “reprobé en un colegio donde han ido mis padres y hermanos. En mi colegio, no pasas de curso con más de dos asignaturas suspendidas. Es repetir el curso. Y si se repite, se expulsan del colegio, y si no llego a la universidad, seré el marginado. Y si me pasa eso, y con un trabajo aburrido, no voy a tener novia”. Cada una de estas eran creencias irracionales, exageraciones de la realidad que no ayudan a resolver problemas.

Vamos a ver algunas creencias irracionales más comunes. Somos “máquinas de evaluar todo lo que nos sucede”. Hay gente que cree que va a ser feliz si se gana la lotería, y piensa en el departamento y coche que se va a comprar. Se puede ser feliz sin sacarse la lotería.

O el caso de una mujer piensa que, si se casa con una persona X, será feliz. Y no siempre acierta. Hacer bien la línea de evaluación es básico para la salud mental. Una señora calificaba todo de “terrible”, lo que es equivalente a insoportable. Las cosas pueden ser geniales, buenas, medianamente buenas, malas, o muy malas, pero no terribles.

Un chico canadiense comentó: Tuve un accidente de coche, al día siguiente desperté en el hospital. Y me dijeron que habían muerto mi esposa y mis dos hijos. Dedicó su vida a salvar niños africanos, y salió adelante.

El mundo es cada vez más complejo. Nos podemos trastornar con facilidad. La perfección no existe. Es necesario sacar a la persona de un estado emocional exagerado.

Si la persona está muy emocionada es mejor que vea las cosas en otro momento. Necesitamos humor, amor y hablarlo cuando sea oportuno.

Hay que combatir dos mitos: El pensamiento mágico, hay que extirparlo: “Si deseo mucho algo, lo conseguiré”. Hay que desear moderadamente, no obsesivamente. “Si me preocupo mucho por algo, lo evitaré”. Eso es absurdo. Los mejores ejecutivos no se preocupan, incluso se divierten.

Hay un libro que se llama El secreto. Sostiene que, si deseas mucho algo, lo consigues, ¡eso no es verdad! Lo que hay que hacer es desear moderadamente, trabajo para obtenerlo, a veces lo consigo, a veces, no. Obsesionarse es muy malo. Las personas anorexicas y bulímicas, a veces se obsesionan. Otro mito es el pensamiento ilógico: “Como yo esto lo siento así, es correcto”. Hay personas que enferman de depresión por abandono…, o te abandona la esposa o la novia. No todo lo que siento es correcto. Suspender tres asignaturas no es terrible, es malo pero tampoco pasa nada, no ayuda exagerar. Hay muchos criterios para saber si algo es malo o terrible.

¿En qué medida esto que me ha pasado me impedirá hacer cosas valiosas por mí y por los demás?

Un caso nuevo: Chicas muy jóvenes que llegan deprimidas porque sus padres no les quieren pagar una cirugía plástica. Ellas piensan: “¿Cómo yo lo siento es verdad?”. Hay que usar criterios constructivos, maduros, no criterios que me dice Hollywood.

Somos fuertes cuando tenemos una mente de preferencias, no de exigencias. Las creencias irracionales se agrupan en tres: 

  1. Tengo que hacer todo bien y muy bien.
  2. La gente me tiene que tratar bien. No puedo tolerar que la gente me menosprecie (no pasa nada). No hay nada más alto que estar abajo y estar bien.
  3. Las cosas me tienen que ser favorables.

Es una mente de exigencias.

Una mente de preferencias afirma: 

  1. Me gustaría hacer las cosas bien, pero no siempre lo logro, y no pasa nada.
  2. Me encantaría que me trataran bien algunas personas, y tampoco todo el tiempo.
  3. El mundo no es del todo favorable, y aún así puedo ser feliz.

Hay una gran creencia: “Necesito tener a mi lado a alguien que me ame”. Si no se cumple, no pasa nada. “Tengo que ser alguien en la vida”. ¿Dónde lo dice? No hace falta. No tener mega metas sino pensar en logros a nuestro alcance.

Todos los problemas de la humanidad proceden de la incapacidad del ser humano de estar sentado y hacer nada. Siendo poco inteligente o tonto, puedo tener una vida muy valiosa también, ya que lo importante es amar.

Otra creencia irracional es ésta: “tener buena salud es fundamental para ser feliz”. Es una afirmación tonta. Casi nadie está totalmente saludable. La salud se pierde poco a poco o de golpe. Se está bastante bien con falta de salud. Hay gente que es más feliz enfermo que antes de estarlo. Quejarse es inútil y una pérdida de tiempo.

Hemos de buscar herramientas para cambiar para bien. Hay gente fuerte emocionalmente que no necesita gran ayuda. Es oportuno buscar bromas que caigan bien. No hay que reírse de la persona.

Los problemas no se solucionan solos, hay que solucionarlos, pero con serenidad. No hay que terribilizar las situaciones. Cuando intentamos matar una mosca con un cañón, se destroza la casa. Hay que buscar las soluciones adecuadas, correctas, pensando.

Al jefe hay que darle apoyo. A veces siente que sus ayudantes van a llevarlo a la ruina (está locuelo). Hay que manifestar que la gente que trabaja con él está contenta. Hay que darle amor en este sentido. Lo que no vale la pena es entrar en terribilizaciones.

Hay que evitar la “terribilitis”, concluye Rafael Santandreu. Nuestro destino es llegar a ser más fuertes y felices.

 

Imagen de Sasin Tipchai en Pixabay


 

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