Por L’Osservatore Romano
La lista de sacerdotes detenidos en Nicaragua se alarga, según informa la investigadora y abogada exiliada Martha Patricia Molina, que edita regularmente el informe titulado «Nicaragua: ¿Una Iglesia perseguida?». En las últimas 48 horas, informó Molina en un post en sus canales sociales recogido por la prensa, la policía del país centroamericano ha detenido a otros tres sacerdotes, además de monseñor Carlos Avilés y el padre Héctor Treminio, de la diócesis de Managua, de cuyo arresto se informó ayer.
También fueron llevados por los agentes los padres Marcos Díaz Prado, vicario de la iglesia Santo Tomás Apóstol de Puerto de Corinto, Fernando Calero, párroco de Nuestra Señora de Fátima Rancho Grande, y Monseñor Pablo Villafranca, de la parroquia Nuestro Señor de Veracruz, municipio de Nindirí, Masaya.
Ayer precisamente, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Ohchr) condenó la «desaparición forzada» del obispo de Siuna, monseñor Isidoro del Carmen Mora Ortega, detenido el 20 de diciembre. En una nota, la oficina de la Ohchr para Centroamérica y el Caribe habló de una «nueva ola de detenciones de religiosos» por parte de las autoridades de Managua, tras la condena a 26 años de prisión impuesta, sin el debido proceso, a Monseñor Rolando José Álvarez Lagos, acusado de conspiración, difusión de noticias falsas, obstrucción a la justicia y desacato a las autoridades. Monseñor Álvarez está en prisión desde el pasado mes de febrero, tras permanecer en arresto domiciliario desde agosto de 2022.