Por P. Fernando Pascual

Hay muchos modos de entender la filosofía. La historia recoge un buen número de definiciones desde perspectivas diferentes.

Entre tantas definiciones, conservan su interés las que ofreció Platón, gracias a su experiencia como discípulo de Sócrates y como ciudadano de la inquieta ciudad de Atenas.

¿Cuáles fueron esas definiciones? Podemos recordar algunas de modo esquemático.

Quizá la primera consiste en ver la filosofía como curación, como terapia, frente a la ignorancia más grave: la de quienes creen saber sin saber realmente (Apología 29ab, Leyes 689a, 732ab, 863c, 886b).

En esa línea, encontramos otra definición: superar las opiniones falsas, incluso cuando ello implique dejar a un lado a personas o ideas muy amadas (Sofista 231e y 241-242a).

Al inicio de las discusiones que narran la muerte de Sócrates, aparece otra manera de entender la filosofía: liberación de las cadenas del cuerpo y ejercicio (o preparación) de la muerte (Fedón 63e-65a, 67de, 83ae).

Muy relacionado con la anterior surge un modo de concebir la filosofía como purificación del alma, lo cual permite acceder de la mejor manera posible a la verdad (Fedón 114bc, Sofista 227d-230d).

La filosofía, que se encuentra en una situación intermedia entre la situación del sabio y la del ignorante, se convierte en un deseo vivo y una búsqueda continua de un saber no poseído (Simposio 203a-204b).

Ello implica ver la filosofía como amor al estudio, como esfuerzo para aprender, como compromiso en la búsqueda de la verdad (República 376b, 485b-486b, 489e-490c, Lisis 218ab).

Por ello, entre las artes que gozan de mayor aprecio entre los hombres, la filosofía puede ser definida como la forma más elevada de música (Fedón 61a).

Por eso se comprende que la filosofía sea presentada como un estilo de vida, como una decisión valiente por recorrer todos los caminos posibles que el razonamiento encuentra ante sí para acercarnos a la verdad (Parménides 136de).

La filosofía, así entendido, se define como el arte de quienes saben unir y separar los conceptos (o las ideas) entre sí; en otras palabras, coincide con la dialéctica (República 532e-535a; Fedro 265b-266c, Sofista, Parménides).

Se podrían recoger otras definiciones y modos de practicar la filosofía que encontramos en los Diálogos de Platón. Podemos recordar, como cierre, uno que resulta sumamente sugestivo: la filosofía coincide con la asimilación e imitación de Dios (Teeteto 176b).

Imagen de Gerd Altmann en Pixabay


 

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