Por Nelly Sosa

Tuve la bendición de conocer a dos de mis mejores amigas durante los primeros años de mi vida en el Colegio.

Con respecto a la vida homeschooler siempre está la pregunta de cómo van a hacer amigos nuestros hijos y claro, es súper importante esa parte para su desarrollo, aún para las familias que no educan en casa, pues compañeros puede haber muchos, pero amigos de verdad… es otro tema, ¿verdad?

Hoy quiero invitarte a que reflexionemos en el papel que como padres tenemos en enseñarles a los niños el significado de la verdadera amistad, mostrarles cómo ser amigos y ayudarles a cultivar buenas amistades.

Enseñarles quién es su mejor amigo

Primero que nada, hay que propiciar el encuentro con Cristo. Y esto no termina al decirles: “cuéntale todo a Jesús, Él es tu mejor Amigo”. Dependiendo de la edad de nuestros hijos, creo que es importante ir modelando esa amistad suprema en ellos, primero, a través de la lectura bíblica. Ayudándolos a descubrir en su palabra, explicándoles que: Jesús estaba ahí en las buenas y en las malas con los apóstoles, que Jesús oraba con sus amigos, que Jesús se reunía a cenar con ellos, que no los juzgaba pero los invitaba abiertamente a dejar a atrás el pecado, que no le importaba si eran ricos o pobres… ¡tantos ejemplos que el Maestro nos da en los evangelios! Y el más grande de todos, en el sacrificio, el regalo de la Eucaristía.

Fomentar amistades santas

Segundo, poniendo como parte central de nuestra crianza el fomentar amistades santas. En esta vida del Homeschool he descubierto que se requiere estar muy pendientes y luego ser muy intencionales (y gracias a Dios el estilo de vida lo hace posible) para formar en la amistad a nuestros hijos y también para descubrir a aquellos amigos de tus hijos que empatizan con sus creencias, sus pasatiempos, su temperamento. Y sí, entiendo que puede ocurrir que los papás de estos chicos no son nuestros amigos cercanos, y tenemos que salir de la comodidad de convivir más frecuentemente con familias nuevas, pero necesitamos darle un buen lugar en nuestra agenda a fomentar de forma especial esas amistades que son afines a nuestros hijos.

Hace tiempo, mi amiga Denisse nos recordó esto y se me quedó muchísimo: “Habrá alguna etapa de la vida en que tal vez la primera persona a la que acudirán nuestros hijos para compartir alguna confidencia o problema no seremos nosotros (qué más quisiéramos nosotros ser siempre los número uno en la lista y ojalá así sea, pero si no…) serán sus amigos… seamos intencionales, cuidemos las influencias que los rodean desde pequeños”.

Obviamente no vamos a tener el control de todo lo que suceda en su entorno. Eso estará en manos de Dios. Pero en lo que a nosotros respecta, mientras sean pequeños, cuidemos la plantita de la amistad en los jardines del alma de nuestros hijos.

Si vemos que nuestros hijos disfrutan de la compañía de algún amiguito cuya familia también ama al Señor, no seamos indiferentes, no dejemos pasar la oportunidad de que convivan, organicemos actividades y ayudemos a los niños a que esa amistad crezca y se fortalezca.

Estemos muy pendientes de lo que hay en su corazón, preguntémosles sobre sus amigos, lo que comparten sobre su familia, lo que les comentan, cuáles son sus pasatiempos.

En estos tiempos, más que nunca, quien encuentra un amigo, ha encontrado un tesoro. Sé que entre tanta cosa a veces como mamás podemos sentir que procurarles a los niños buenas amistades es trabajo extra, pero te aseguro que con el paso de los años veremos que ha valido la pena.

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Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 1 de diciembre de 2024 No. 1534

 


 

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