Por Denisse Cueto
Desde hace algunos años, he intentado vivir la Cuaresma con más propósito y amor.
Por mucho tiempo, me obstiné en “palomear” los requisitos marcados por nuestra Iglesia, y ¿sabes qué me pasaba? Me frustraba en exceso, porque sólo me preocupaba por cumplirlo y no por realmente vivirlo.
Sentía que “no hacía suficiente” o que “no lo hacía bien” hasta que, por gracia de Dios, pude entender en mi corazón que esto no era lo que Él quería.
Si lo vemos como una “obligación” o un “trabajo” más, perderá todo el sentido y nos sentiremos abrumadas.
El ayuno, la oración, la limosna y la abstinencia, siempre habrán de ser un acto de amor, que nos lleven acercarnos más a Jesús. Son una preparación para vivir la Fiesta de la Pascua, para que nuestro corazón esté limpio y listo para ese Gran Día.
Como ya en los profetas, la llamada de Jesús a la conversión y a la penitencia no mira, en primer lugar, a las obras exteriores “el saco y la ceniza”, los ayunos y las mortificaciones, sino a la conversión del corazón, la penitencia interior. Sin ella, las obras de penitencia permanecen estériles y engañosas; por el contrario, la conversión interior impulsa a la expresión de esta actitud por medio de signos visibles, gestos y obras de penitencia (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1430).
Es importante también comprender que Él sólo nos está pidiendo nuestros panes y peces, para poder encargarse del resto.
No te satures con cosas o sacrificios que son difíciles de cumplir. Conócete y pídele a Jesús que te guíe para saber qué es lo que puedes ofrecerle en estas semanas que restan.
Aquí te dejo algunas opciones para poder vivir la Cuaresma por amor, pero sencillamente:
Sacrificio
- Levantarse 15 minutos antes de lo acostumbrado para hacer un pequeño tiempo de oración.
- Despertar a la primera que suene el despertarlo (sin apagarlo), el “minuto heroico” de San Josemaría Escrivá.
- Recoger la cocina justo después de terminar de comer.
- Ofrecer favores a la familia o amigos (antes de que me los pidan).
- Cuando den ganas de tomar el celular para perder tiempo en redes, hacer una jaculatoria y cambiar de actividad.
- Empezar un programa de ejercicio.
Oración
- Asistir a la adoración eucarística una vez a la semana.
- Rezar la Coronilla de la Divina Misericordia a las 3 p.m.
- Rezar los 7 Ave Marías por cada uno de los Dolores de María Santísima.
- Empezar una novena.
- Meditar algún pasaje bíblico cada día y anotarlo en tu diario de oración o pegarlo en un lugar visible de tu casa.
- Escribir el reto más grande de tu día y lo mejor de tu día y agradecer a Dios.
- Aprender una jaculatoria para poder recitarla cada que te acuerdes.
- Aprender una oración nueva en familia y decirla diariamente.
Limosna
- Donar alimentos.
- Destinar un monto predeterminado para una causa durante la Cuaresma.
- -Dedicar tiempo intencionalmente a jugar con tus hijos, sobrinos o nietos.
- -Dejar de comprar en Amazon o comprar en Amazon cosas para donarlas a quien lo necesite.
- -Visitar a un abuelito de la familia al menos una vez por semana.
Y, por último, no te olvides que María es la indicada para llevarnos de la mano, después de todo, es Ella quien acompañó a Nuestro Señor en el camino al calvario, ¿quién mejor para conducirnos en este tiempo?
Pídele a Jesús la gracia de comprender que todo lo que le ofrezcamos en este tiempo debe ser primero un acto de amor, antes que una obligación.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 16 de marzo de 2025 No. 1549