Un doble atentado suicida en Peshawar, al norte de Pakistán, al finalizar la Misa dominical en una iglesia anglicana dejó al menos 78 muertos y más de 100 heridos.

Los atentados se han producido con una diferencia de treinta segundos. Los dos terroristas, armados cada uno con seis kilos de explosivos–según las últimas informaciones policiales– se aproximaron a la iglesia cuando los más de 500 feligreses congregados abandonaban el culto.

Los dos terroristas esperaron a que los fieles salieran de la Iglesia, que fue elegida porque se trata de una de las más frecuentadas, y después se hicieron explotar en el atrio entre la multitud.

El nuncio apostólico en Paquistán, Monseñor Edgar Pena Parra, indicó a la Radio Vaticana: «Nos enteramos de esta triste noticia a una Iglesia, la Iglesia de Todos los Santos de Peshawar. Y lógicamente, ante estos actos, estamos verdaderamente dolidos por el hecho de que todavía se verifican estos ataques en contra de nuestra comunidad cristiana. No se trata de una iglesia católica, por lo que sé hasta ahora, pero es muy cercana a nuestra Iglesia Católica. Son cristianos y forman parte de nuestra minoría».

El atentado tiene una gran carga simbólica para los residentes de la ciudad porque la iglesia de Todos los Santos es un lugar que representa la armonía interreligiosa (su exterior es similar al de una mezquita). Se interpreta como una respuesta de los insurgentes islamistas a la propuesta de diálogo del primer ministro Nawaz Sharif y se produce sólo unas horas después de la liberación en Pakistán del exnúmero dos de los Talibanes afgano, el mulá Abdul Gani Barádar, con el objetivo de impulsar un diálogo de paz en el país vecino.

Tras las explosiones, decenas de personas salieron a las calles para protestar contra la Policía por su incapacidad para impedir los atentados. Tanto el primer ministro de Pakistán, Nawaz Sharif, como el presidente Mamnoon Hussein, han condenado enérgicamente el atentado; repulsa a la que se han sumado otras autoridades provinciales.

Peshawar es la capital de la provincia de la Khyber Pakhtunkhwa en Pakistán, y centro administrativo de las Áreas tribales de Administración Federal, aunque no sea la capital de dicho territorio. Su población es de 1.253.687 habitantes (según estimaciones para 2006). Ubicada al lado del paso Khyber, esta ciudad es una conexión entre Pakistán y Afganistán, y posee muchos refugiados e inmigrantes provenientes de este último país.

 

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