Por Gilberto Hernández García |
Se llama Juan Manuel Díaz y es un joven tapatío que encontró a Dios y ahora dedica tiempo de su vida para «darlo a conocer», ya sea en las misiones que organiza su colegio o a través de la «experiencia Alpha», un método kerigmático que, nacido en la Iglesia Anglicana, «saltó» a la Iglesia católica de Europa y desde hace años está presente en Latinoamérica, en México, con buenos resultados gracias a su manera accesible de «poner en contacto» a la gente con el Evangelio.
Conversé con Juan Manuel sobre su experiencia de evangelizador en el ambiente juvenil, de cómo percibe a sus contemporáneos y qué lugar ocupa Dios en la vida de las nuevas generaciones.
«Creo que somos una generación con más libertades que las pasadas. Percibo que los chavos de ahora podemos ser mas «auténticos», creo que ya no hay un estereotipo bien definido de cómo somos los jóvenes de ahora», señala de entrada.
¿Cuáles consideras que son los rasgos de la juventud actual que podrían usarse como «elemento de oportunidad» para «acercarlos a Dios»?
Creo que por la misma libertad que tenemos ahora, podemos experimentar más; y creo que en general tenemos una mentalidad más abierta y estamos en búsqueda de algo que nos haga sentir plenos; buscamos el porqué de nuestra existencia. Eso y sentir que pertenecemos a un grupo nos lleva a toparnos con Dios.
¿Percibes interés por Dios de parte de los jóvenes? ¿En qué se nota?
No en realidad, al menos no de manera consciente. Lo que nos interesa a nosotros es hacer amigos, reír, experimentar y conocernos a nosotros mismos. Sin embargo soy testigo de que Dios se agarra de eso para acercarnos a él Y una vez que un joven es atraído por Dios, no se suelta de él.
¿Qué imagen tienen de Dios los jóvenes?
Los chavos que verdaderamente hemos experimentado lo que es una relación con Jesús lo vemos como el mejor amigo que existe. Ese que no se va, al que le puedo contar todo, el que camina a mi lado, que se preocupa por mis broncas y se interesa por mis gustos y anhelos.
Ahora bien, tú has tenido la oportunidad de ser testigo de tu fe en Dios ante muchos jóvenes, ¿cómo reciben este tipo de testimonios?
Yo participo en Alpha, y una ventaja es que en las sesiones primero comemos algo, nos hacemos amigos y luego entonces hablamos de Dios. Creo que después de ver un grupo de chavos que son amigables y estar en un ambiente relajado ayuda mucho a que los demás escuchen con más atención cuando comenzamos a hablar de Dios; y ya no ven a Dios como una figura que se impone a los débiles, sino como a alguien que puede cambiar su forma de ver la vida.
Hablemos de Alpha: ¿Dónde radica «su encanto» para atraer a los jóvenes?
Cuando llegas a Alpha lo primero que ves es a un grupo de amigos que platican y se la pasan bien y te invitan a integrarte y divertirte con ellos. Y ya que estás en el grupo pequeño, los demás se interesan por tu opinión acerca de las cosas fundamentales de la vida. Cosas verdaderamente importantes que no se quedan en lo superficial, sino que requieren que busques respuestas desde el fondo.
¿Qué hace diferente a Alpha de otras propuestas de evangelización?
Bueno, el nombre de Alpha tiene su fundamento en que es el principio. Es el «kerigma» puro. Pero además no se queda sólo en «aprender» sobre Dios; se trata de experimentarlo y de comenzar una relación con él. Pero Alpha no lo es todo. Es sólo una herramienta para comenzar una vida cristiana. El truco aquí es que después de vivir la experiencia (en diez sesiones y un retiro), al nuevo cristiano se le puede ir involucrando un poco más en la Iglesia. Después de Alpha es necesario que la persona lleve un acompañamiento y que, paso a paso, se convierta en alguien comprometido con la Iglesia de Cristo
Tú estás en el equipo latinoamericano de Alpha ¿Cómo está «pegando» en nuestro continente esta metodología nacida en el ambiente «sajón»?
Una de las mejores ventajas que tiene Alpha es que es 100% adaptable al entorno en el que se aplica. Y varía un poco de cómo se vive Alpha en México, en Londres, en Canadá, Ecuador, etc… Pero lo increíble es que el efecto que provoca es el mismo. Al ir viviendo la experiencia vamos conociendo la gran misericordia de Dios y se nos va abriendo el apetito por querer conocer más y más a Dios y el deseo por involucrarnos en la vida de la Iglesia
Recientemente en Puebla han tenido un encuentro para dar a conocer este método de evangelización ¿Cómo fue la experiencia?
Lo que vivimos en Puebla fue el encuentro regional de Alpha, en el Seminario Palafoxiano y estuvimos con cerca de 200 seminaristas y algunos sacerdotes y laicos involucrados con Alpha. Lo que hicimos fue dar a conocer esta herramienta a los que no la conocían, capacitarlos para poder «correr» Alpha por su cuenta y también hubo algunas charlas sobre liderazgo eclesial. Fue divertido y muy enriquecedor.