La inversión en la educación de las generaciones jóvenes es una condición para »el desarrollo de los pueblos, y muy especialmente el de aquellos que se esfuerzan por escapar del hambre, de la miseria, de las enfermedades endémicas, de la ignorancia; que buscan una participación más intensa en los frutos de la civilización, una más activa apreciación de sus humanas peculiaridades».

Es lo que ha dicho el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano, ha intervenido esta mañana en el Foro »Educar hoy y mañana» -organizado por la Misión del Observador Permanente de la Santa Sede en la UNESCO, junto con la Congregación para la Educación Católica- para celebrar el 70 aniversario de la fundación de ese organismo de las Naciones Unidas, el cincuenta aniversario de la Declaración Conciliar »Gravissimum educationis», texto clave para la educación católica y el vigésimoquinto de la Constitución Apostólica »Ex corde Ecclesiae», documento de referencia para las universidades católicas.

El Secretario de Estado ha dicho que la Iglesia comparte los esfuerzos para un mayor acceso a la alfabetización, a la educación para todos y a la formación permanente. Estos pilares se consolidan todavía más por el compromiso fundamental en favor de las minorías étnicas y religiosas y en apoyo del genio femenino, tan importante para el crecimiento armónico de la sociedad».

»La cultura y la educación nunca han sido consideradas por la Iglesia Católica como meros instrumentos para la evangelización, sino como dimensiones humanas de alto valor intrínseco», señaló Parolin. Además, indicó que la Iglesia ha colocado la educación en el centro de su misión y sigue considerándola hoy como una prioridad, especialmente en un contexto de «de urgencia global para la educación» causado tanto por los procesos de cambio como por un enfoque reduccionista que tiende a limitar el alcance de la educación universal al aspecto puramente económico.

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