Conversación con don Felipe Aguirre Franco, II obispo de Tuxtla y arzobispo emérito de Acapulco |

Gilberto HERNÁNDEZ GARCÍA |

Era el 11 de mayo de 1990 cuando el Papa Juan Pablo II pisó tierra chiapaneca. Fue «una visita pastoral que marcó una huella trascendente en Chiapas y en México», asegura monseñor Felipe Aguirre Franco, hoy arzobispo emérito de Acapulco y por aquel entonces obispo de Tuxtla Gutiérrez.

Don Felipe tiene muy vivo el recuerdo de aquella jornada de la segunda visita pastoral del Papa Wojtyla a México: «Yo le agradecí su visita y le dije que desde Chiapas se escribe y se gesta la grandeza de México o también desde esta tierra es donde se puede fraguar su desestabilización. El Papa percibió todo esto y apreció esta visita», dice con voz emocionada monseñor Aguirre Franco.

El obispo emérito recuerda que Juan Pablo II dejó un mensaje hermoso y alentador. El Pontífice usó para su reflexión el texto del profeta Isaías, que dice: «una madre no puede abandonar al hijo de sus entrañas […] yo te tengo en la palma de mi mano, te tengo tatuado en mi ser, y no te puedo abandonar». Entonces el Papa exhortó a los chiapanecos y al pueblo indígena en particular a que de ninguna manera se sintieran abandonados. Que el Señor los iba a dejar, por tanto que tuvieran confianza en Dios; que cumplieran los mandamientos y se alejaran de los vicios, de los pleitos, divisiones y enemistades; y que vivieran como hermanos. Además les dijo algunas palabras en zoque y en tzotzil.

También recordó cómo aquel ambiente de alegría se vio ensombrecido de alguna manera por el lamentable accidente aéreo, acaecido la víspera de la visita papal a Chiapas –el 10 de mayo–, donde fallecieron 24 personas, entre ellas el obispo de Tapachula, Don Miguel …

Inconformidad social y desestabilización

Al referirse a la situación social por la que atravesaba el estado de Chiapas en los albores de la década de los noventa del siglo pasado, Aguirre Franco señala que «ya se vislumbraban algunos brotes de inconformidad y grupos “desestabilizadores”, de guerrillas en los Altos de Chiapas. En 1994 se desató aquel conflicto zapatista que nos puso en aviso a muchos de nosotros para ver qué estábamos haciendo con el pueblo marginado, especialmente el pueblo indígena».

Primavera eclesial

En cuanto a la vida eclesial, recuerda que «estaba el auge del desarrollo de la acción pastoral entre nosotros: se habían promovido ya tres planes de pastoral en la diócesis, estábamos justamente en el tercero». El arzobispo emérito señala tres ejes en los cuales había avances: la formación de los laicos, la promoción de la vida consagrada y el seminario. «Había un auge de la vida cristiana, que recibió un impulso muy fuerte con la  presencia del Papa. Las dimensiones que nos señaló el Papa fueron muy marcantes y abrieron brecha para los nuevos desafíos».

Al hacer un balance de la vida diocesana que el condujo durante años, después de aquella memorable visita, afirma que trajo una serie de bienes a Tuxtla: «mayor desarrollo en varios aspectos y mayor fortalecimiento en la vida cristiana. No quiere decir que ahora no haya luchas o problemas. Hay otros credos religiosos, pero no estamos en fricción con ellos, hay una amistad ecuménica para buscar juntos la gloria de Dios. Yo no diría que ha decrecido el número de católicos, sino que ha crecido la calidad de los creyentes, gracias a ese fortalecimiento de la fe, que, entre otros ingredientes, tiene a la visita del Papa San Juan Pablo II».

El segundo obispo de Tuxtla refiere que a finales de la década de los ochenta del siglo XX. «estábamos en peligro de un cisma entre el pueblo indígena de América Latina, principalmente, y la Iglesia institucional. Estaba muy vigente una tendencia indigenista, de una Iglesia autóctona. Se hablaba de una Iglesia autóctona que tuviera sacerdotes, no tradicionales, no como los de la Iglesia institucional, una Iglesia diaconal, de otra forma. Estaba una especie de manipulación de la Teología India (TI), como lo expresó Juan Pablo II; pero él no estaba contra esta teología»

«La TI no es otra cosa que el caminar religioso de un pueblo, alentado e iluminado por las semillas del Verbo, aún antes de la venida del Evangelio. Ver esa historia y ver de qué manera esas semillas del Verbo han ido cultivándose y creciendo, y que buscan su perfeccionamiento en Cristo resucitado, eso creo, hemos llegado a un punto donde ya no nos asusta»,

«La TI no es un refugio de algunos ideologistas, sino que ahora está muy claramente este saber reconocer la presencia de Dios nuestro Señor, con las semillas del verbo, su Espíritu en las culturas. Estas  culturas indígenas se han abierto a la riqueza del  Evangelio. Porque una cultura que se encierra en sí misma se destruye. El Evangelio, durante todo este tiempo las ha enriquecido, las ha purificado y, lo que es mejor, las ha abierto para que se comuniquen a los demás. Si alguna riqueza grande tenemos en nuestra Iglesia latinoamericana, especialmente, son las culturas indígenas, y que no la tienen otros pueblos de la tierra», subraya el que fuera fundador y presidente por siete años del Secretariado de de Pastoral Indígena de la Conferencia del Episcopado Latinoamericano (CELAM).

25 años después…

Monseñor Aguirre sostiene que es un privilegio que el Papa Francisco haya aceptado venir a Tuxtla, cuando él ya había dicho que de preferencia quería visitar aquellos lugares que no los hubiera visitado un Pontífice. «En esta ocasión será la excepción a la regla. Sin embargo vendrá porque lo pastoral siempre está por encima de los planes burocráticos».

«Ha resultado muy estratégico para poder dirigirse desde aquí a todas las familias de México y del mundo. El hecho de poder estar con el pueblo indígena es significativo. Él quiere visitar, antes que todo, a la Virgen de Guadalupe, pues todos los intereses que la Virgen tuvo al visitar México los asume él: se preocupó por Juan Diego, por el pueblo indígena, por los pueblos americanos. Además es un lugar estratégico para poner en manos de la Morenita el Año de la misericordia».

Impuso para ir a las periferias existenciales

«Creo que ahora Tuxtla Gutiérrez se puede calificar como un a tierra pródiga en la flor y en el fruto; el florecimiento con la visita del Papa francisco trae ya una garantía, de que de muchos frutos para Gloria de Dios, los valores del Reino y el fortalecimiento de la Iglesia. No cabe duda que habrá una especie de detonante. Así lo quisiera augurar yo en estos momentos, así lo visualizo desde aquí: para ir a una forma más misionera a los necesitados, a los desamparados, a los marginados, a las «periferias existenciales». Será un envió entusiasta que nos va a dar el Papa Francisco al venir en estos tiempos; será como una base de lanzamiento, plataforma de salida para una renovación de una Iglesia de Tuxtla y de Chiapas más misionera».

«Creo que también san Cristóbal se ha confirmado más por su acción pastoral unida ha crecido el seminario, el número de sacerdote; visualizamos no solo una primavera para la Iglesia de Chiapas sino un abundantes frutos y una gran cosecha. Con la fuerza del Espíritu y la siembra del Papa Francisco en nuestro campo chiapaneco».

Acoger a Francisco

Don Felipe Aguirre exhorta a vivir la visita pastoral de Francisco a Chiapas en sus tres momentos: Antes, en y después de la visita. Antes, sugiere que no falte la oración: «porque es una visita pastoral. El Papa no aceptó estar presente en el Congreso con los legisladores, para que no se pensara que en todas partes iba él a asistir con estas personas, y no crean que es un viaje político. Él dice: “quiero ante todo que sepan que es un viaje pastoral”». Además sostiene que es importante organizar la asistencia, porque «puede haber propagandas calamitosas, leyendas negras:  “no vayan porque hay muchos peligros”, “no vayan porque no hay lugar”, o cosas alarmistas que suelen propagar algunos enemigos de esta visita, tal vez de otros credos religiosos que pretenden sembrar pánico… estemos alerta para no dejarnos llevar por malas informaciones».

En cuanto al día de la visita al estado: «si él viene es muy correcto que vayamos a verle, por lo menos en las vallas, que lo veamos aunque sea de una forma fugaz; sin embargo es importante que le hagamos sentir al Papa cuanto le queremos y la fe que te tenemos; aunque no podamos verlo mucho rato como quisiéramos. Y sobre todo, estar pendientes de su mensaje. Queremos tener y demostrar la certeza de la fe y la pertenencia a la Iglesia en la cercanía visible y palpable de un Pontífice. Esta es la séptima visita de un Papa a México y la segunda visita de un Papa a Tuxtla».

«Es necesario que tengamos muy en cuenta sus enseñanzas para qué luego que él se vaya, venga la asimilación para los planes de pastoral, para las parroquias, para las diferentes diócesis de Chiapas y de México. También para que difundamos su mensaje. Francisco viene a hablar desde Chiapas para todo el mundo. Aquí va a hablar a las familias, pero no sólo a las de Tuxtla o a las de Chiapas, sino a las de México y de todo el mundo,  porque aquí se convierte en la capital y centro de todo el mundo, de toda la Iglesia en el mundo con estos mensajes que el Papa va a dar», concluye Monseñor Felipe.

 

Por favor, síguenos y comparte: