Por Carlos GARFIAS MERLOS, Arzobispo de Acapulco |

México y Guerrero han sufrido el grave problema de la violencia en sus diversas manifestaciones, lo que ha generado en la población un sinfín de afectaciones mentales, conductuales, psicosociales y físicas. Nos toca a todos y a todas desde nuestro ámbito de incidencia atender a las víctimas para sanarlas, consolarlas y acompañarlas vinculados con diversos organismos.

En el pasado Encuentro Provincial de Pastoral con el Lema: “Paz y Misericordia”, los Obispos de Guerrero propusimos doce gestos de misericordia que nos ayudarán a enfrentar los problemas que vive nuestra sociedad, tales como la violencia, la desigualdad, la pobreza, la violación a los Derechos Humanos, el narcotráfico, los migrantes y la corrupción y la impunidad, temas lacerantes pero que necesitan de nuestro compromiso y conversión para erradicarlos.

Estos Doce Gestos de Misericordia que estarán dirigidos principalmente a las Víctimas de las Violencias en México como una imagen del Jesús que se acerca a sanar y a enviar se expresan como tres modos:Promoción de una cultura de escucha, acompañamiento a las víctimas de las violencias y atención a las causas de las violencias. Pueden impulsarse a nivel diocesano y parroquial, personal y comunitario, tanto los sacerdotes diocesanos como los miembros de la vida consagrada y los hermanos laicos.

En la Promoción de una cultura de la escucha señalamos:

1) Visitar a los descartados y no escuchados por la sociedad,

2) Promover el examen de conciencia y

3) Promover la lectura de la Palabra de Dios en familia.En el Acompañamiento a las víctimas de las violencias y sus familiares son gestos de misericordia:

4)Jornadas de oración por la Paz,

5) Cercanía y escucha empática con víctimas y familiares,

6) Encuentro del Obispo con familiares de las víctimas de las violencias y

7) Sumarse a los esfuerzo por encontrar a los desaparecidos.

En la Atención a las causas de la violencia en México  mencionamos:

8) Recuperar el significado de las fiestas religiosas,

9) Celebraciones de reconciliación en familia,

10) Impulsar una pastoral educativa para la buena convivencia,

11) Conocer y promover economías que dignifican y 12) Promover la organización territorial y comunitaria.

Ante las diversas manifestaciones de violencia, “No perdamos la esperanza”, pues para quienes somos hombres y mujeres de fe, sabemos que aun cuando nos vemos sumergidos en la oscuridad del dolor, para nosotros siempre brilla la luz de la fe en Cristo que disipa las tinieblas del sufrimiento humano y da sentido al mismo. Sólo en Cristo podemos iniciar un proceso pausado, gradual, sostenido, pero lo creemos indispensable para construir la Paz que tanto necesitamos.

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