El grito de los pobres es cada día más fuerte pero también menos escuchado, sofocado por el estruendo de unos pocos ricos, que son cada vez menos pero más ricos

Papa Francisco

Por Tomás de Híjar Ornelas, Pbro.

Se escribe esta columna el día en que se cumplen 500 años del nacimiento en Valladolid, España, del siervo de Dios Francisco Gómez de Mendiola, que vino al mundo el 15 de enero de 1519 y arribó a la ciudad de México en 1540 al lado de su familia y cursó estudios de leyes al crearse la Real y Pontificia Universidad de México, ejerciendo la profesión de abogado en la capital de la Nueva Galicia, con tan sólidos principios que, siendo la autoridad civil de más rango en ese reino, Alcalde Mayor y Oidor de la Real Audiencia, fue presentado por el rey Felipe II al Papa san Pío V cinco meses antes de la batalla de Lepanto, para ceñir la mitra de Guadalajara siendo laico.

▶ Su conducta misericordiosa y caritativa fue absoluta, de modo que siempre dispuso de sus ingresos para remediar las necesidades ajenas. Y si bien su gestión episcopal fue corta, pues falleció en Zacatecas el 23 de abril de 1576, mientras practicaba la visita pastoral en esa parroquia, su fama de santidad fue mucha, y creció más cuando 30 años después, al exhumarse su cadáver, se le encontró incorrupto.

La reliquia se trasladó a Guadalajara en 1714, para iniciar la causa de canonización de quien como otro siervo de Dios coetáneo suyo, don Vasco de Quiroga, se dedicó a servir a los más vulnerables en la medida de sus fuerzas.

▶ Que dos fieles laicos fueran electos por acá obispos y ahora se encuentren en vías de ser canonizados es una señal elocuente para afrontar el grave problema del clericalismo en México, que margina a los fieles laicos de su papel de actores y protagonistas insustituibles en el proceso de la evangelización.

▶ Hoy las cosas han cambiado mucho pero no las esencias. El cristianismo produjo en América las instituciones en las que descansan los derechos humanos, la dignidad de la persona y el estado de derecho, apelando a las cuales, el juez Primero de Distrito en Materia Administrativa en la Ciudad de México, Gabriel Regis López, acaba de otorgar, el 11 de enero de este 2019, una respuesta positiva a la demanda de amparo que solicitó Javier Mijangos y González contra de actos del Presidente de los Estados Unidos Mexicanos y de otras autoridades, que en el marco del denominado «Plan Conjunto del Gobierno de México para Combatir el Robo de Hidrocarburos de Pemex» implementado para combatir el robo de hidrocarburos en el país, «se procedió al cierre de diversos ductos a lo largo del territorio nacional, lo que ha ocasionado la escasez de combustibles en
diversas entidades».

Una resolución de esta naturaleza no pudo ejecutarse sin el aval de la Suprema Corte de Justicia, que se reivindica así del vapuleo del que ha sido objeto dada la endeble división tripartita de poderes entre nosotros y la exhibición dolorosa de las corruptelas en las que el Poder Judicial ciertamente está inmerso.

Pero también, de la oportunidad de conferir al principio democrático la categoría que no ha terminado de cuajar en México y en el que los católicos podrán ser pieza clave siempre y cuando puedan emanciparse del protagonismo desmedido que el clero sigue detentando.

Celebrar el aniversario 500 de la presencia cristiana en lo que hoy es México, reconociendo a los fieles laicos su categoría adulta, es un desafío improrrogable para alcanzar, contra el autoritarismo y la corrupción, la paz en la justicia.

Publicado en la edición impresa de El Observador del 20 de enero de 2019 No.1228

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