Por Jaime Septién

¿Qué dice, canta o cuenta el pueblo fiel en los exvotos?  Con la candidez de quien contempla milagros a diario –cualquiera que haya vivido un día con menos de 20 pesos en el bolsillo sabe que 15 millones de mexicanos viven milagrosamente— en pequeñas tablas de cobre, latón, cuadros de madera, los fieles expresan el sentimiento que puede salvar a un pueblo: gratitud.

A la Virgen, a Dios, a los santos…, se les agradece «no haber quedado ciego de los ojos», la vuelta del hijo descarriado, el dejar el pulque, las tortillas y los frijoles, el amor o el desengaño.  Todo cabe en esos trozos de alma que van dejando los fieles como recados sencillos a la posteridad.

Como tantas otras muestras del sentimiento popular, en México hemos malbaratado ésta de los exvotos religiosos.  Entiendo que algunos de ellos son picarescos.  Me quedo con los que son ingenuos gritos del corazón por haber recibido el ramalazo de la Gracia en un momento insospechado, difícil, de urgencia.

Surgen o existen ya iniciativas como el Museo de los Milagros de la Basílica de Soriano, en Querétaro, o como el del Saucito en San Luis Potosí, o la enorme colección de exvotos en Guadalupe, exhibiciones que salvaguardan del olvido y la indiferencia este precioso patrimonio de un pueblo que aún es capaz de agradecerle a Dios el asombroso don de la vida.

¿QUÉ SON LOS EXVOTOS?

Es una ofrenda que los fieles dedican a Dios, a la Santísima Virgen o a algún santo en recuerdo de un beneficio recibido. Se ponen en los muros u otro lugar de un santuario, templo o capilla como testimonio permanente de aquel favor divino.

ORIGEN

El origen de los exvotos es, sin embargo, anterior a la aparición del cristianismo: la gente de los pueblos paganos ofrecía a sus dioses en sus lugares de culto cosas como figurillas que representaban a esos mismos dioses, a animales, armas o alimentos;  y también a personas, ya fueran completas o bien partes de ella (brazos, piernas, ojos, etc.); todo ello con la creencia de que podrían obtener ayuda de aquellas falsas divinidades, como podía ser una buena cosecha, la derrota de sus enemigos, la curación de una parte enferma de su cuerpo, etcétera.

Desde las civilizaciones más antiguas se ofrecían exvotos. Por ejemplo, esto se practicaba en Mesopotamia y en el antiguo  Egipto. En España destacan los encontrados en excavaciones de las culturas iberas del siglo III antes de Cristo.

Los exvotos paganos podían ser de terracota, bronce, piedra o cualquier otro material.

AUGE

Su uso en el mundo católico tomó auge en Italia, por el siglo XV, cuando las personas con recursos económicos contrataban artistas para que crearan pinturas en las que se les representara como el objeto del milagro de la sanación.

OFRENDA

Posteriormente el exvoto pasó a ser una ofrenda testimonial dejada por los fieles de cualquier condición social después de haber recibido un don o curación, y puede ser tan variada como unas muletas, una fotografía, un listón, un juguete, una pintura artesanal que describe el favor o milagro recibido, o bien una figurita de oro, plata u otro metal que representa ya sea la parte del cuerpo curada o, más comúnmente, al Sagrado Corazón de Jesús o al Inmaculado Corazón de María por ser alguno de Ellos  a quien se les confió el favor finalmente obtenido.

Los exvotos católicos son, en resumen, la expresión de un corazón profundamente agradecido.

PARA VISITAR

  • Museo de la Basílica de Guadalupe, Ciudad de México.
  • Museo de los Milagros en la Basílica de Nuestra Señora de Soriano, Colón, Querétaro.
  • Museo de los Exvotos del Señor del Saucito, San Luis Potosí, S.L.P.

TEMA DE LA SEMANA: EXVOTO, UN TESTIMONIO POPULAR DE LA AYUDA CELESTIAL

Publicado en la edición impresa de El Observador del 7 de abril de 2019 No.1239

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