En medio de la sociedad de la creatividad, la imaginación, el emprendimiento y las nuevas formas de hacer particulares los dones que cada individuo posee, es necesario cultivar y reproducir los talentos que hacen posible la riqueza de la vida misma
Por Mary Velázquez Dorantes
El hombre actual requiere urgentemente reconocer sus talentos y aptitudes personales, descubrir el misterio del saber hacer, saber estar y saber compartir. Todas las personas nacemos con un talento que nos hace únicos, que nos caracteriza y nos hace descubrir el gran potencial del cual hemos sido dotados.
Algunos poseen habilidades para los números, otros para las letras, otros más para la memoria, la atención y la escucha, otros para la inspiración, la confianza o el sosiego sobre los demás. La tarea del mundo actual es descubrir el talento humano a fin de reproducirlo y convertido en la energía vital que mueva a las sociedades modernas. Se trata de un ejercicio individual de búsqueda y reconocimiento. Es un camino donde se buscan habilidades, características y aptitudes que llevamos dentro, y gracias al encuentro se pueden compartir con los otros. Quizás lo más importante es la mirada interior que debemos hacer sobre nosotros mismos, descubrir la tarea o misión que podemos desarrollar, y formular todas las claves que nos llevarán a brindarlo como servicio a la sociedad donde vivimos.
UN ENCUENTRO TALENTOSO
No es necesario ser una persona exitosa o ampliamente reconocida para descubrir nuestro talento. Tampoco es un tema cuyo interés se esté despertando gracias a las redes sociales, ni tampoco es una etiqueta de distinción suprema: simplemente es la fórmula que nos motiva, que produce pasión en nuestro interior cuando hacemos una actividad o desarrollamos una idea.
El encontrar nuestro talento no significa un dolor de cabeza agudo o una frustración predeterminada. Es, simplemente, reconocer para qué somos buenos y saber cómo podemos utilizar eso en lo que somos buenos. El proceso de descubrimiento no es inmediato ni express, requiere de un trabajo persistente, de disciplina y constancia, buscar entre lo que se conoce de uno y en aquello que no nos imaginamos.
Los talentos son un camino largo, de experiencias y sensaciones donde se exploran las fortalezas tanto físicas como espirituales. Muchas personas descubren que sus talentos son la discreción, la confianza social, el apoyo y la solidaridad, talentos que parecen estar ocultos pero de gran utilidad para todos. No existe una receta mágica para encontrarlos, ni una serie de pasos exactos a seguir; es, simplemente, el observarnos y descubrirnos, mirarnos con un ser lleno de todo y así, poco a poco, gestionar cada habilidad que vamos reconociendo.
PROMOVER LOS TALENTOS
La ola de mensajes desesperanzados y cuyo desánimo está mermando las energías del mundo actual es debida a la falta de promoción de los talentos. Muchos están buscando dentro de la algarabía del mundo terrenal, y se llega a la frustración porque los resultados no suceden como anuncian los nuevos medios.
El talento es un punto de encuentro, que emerge y crece de forma evolutiva. Puede ser dentro de la familia, el trabajo, la escuela, los amigos, las comunidades. Cada talento se va potencializando. Realizar una lista de los logros personales y de las experiencias que producen es el primer paso para promover los talentos de las personas. Algunos talentos construyen otros talentos y el camino se va volviendo una aventura de exploración donde el ser humano se reconoce como obra perfecta de Dios. Los talentos no son cuantitativos, no pertenecen al mundo de la estadística, simplemente es la fecundidad de la realización personal. El talento depositado servirá como una cualidad que se promueva, que se coloque al servicio de los demás. Para reconocerlo y promoverlo no se requiere de grandes inversiones, simplemente de claridad y elocuencia. Se requiere de ingredientes sencillos: recogimiento interior, motivación personal, esfuerzo constante, curiosidad e intuición; es así como los talentos crecen y florecen socialmente.
TIPS PARA PONERLOS EN MARCHA
- Todos y cada uno de nosotros fuimos dotados de talentos. Una vez que somos sabedores de su existencia es necesario no tener miedo para ponerlos en marcha.
- No es necesario forzar una situación, sino que, al descubrirlo, debemos decidir cómo aplicarlo y preguntarnos cuáles son los beneficios que traerá.
- Reconocer que los malos hábitos pueden ahogar el talento y que, sin darnos cuenta, lo estamos desperdiciando.
- Las situaciones de la vida cotidiana, los problemas o las nuevas experiencias son momentos idóneos para ejecutar nuestro talento.
- Debemos descubrir que somos plenos, y al mismo tiempo también generar satisfacción comunitaria.
- Nadie está perdiendo tiempo cuando busca su talento; tampoco lo está perdiendo cuando lo ejecuta y no pierde tiempo cuando lo hereda y lo comparte.
- Cada talento es necesario para la humanidad, cada talento tiene una recompensa; se requiere de valentía para poder ejecutarlo, cuando esto sucede la experiencia de vida se vuelve extraordinaria.
- Elabora listas, reflexiona, indaga y sorpréndete.
Publicado en la edición impresa de El Observador del 26 de mayo de 2019 No.1246