En un mundo cada vez más materialista ha ido creciendo un repudio, al menos velado, hacia la maternidad. En México este camino arrancó probablemente con las campañas de hace bastantes sexenios con lemas como «La familia pequeña vive mejor» y «Pocos hijos para darles mucho».

Y las políticas de violencia obstétrica del Sector Salud, que entre muchas cosas incluyen las burlas contra la mujer por tener ya uno o más hijos, así como las presiones para que se esterilice, contribuyen a acrecentar dicha mentalidad antinatalista. Tener tres hijos o más se ha convertido en motivo de vergüenza.

Además existe la tendencia a diferenciar entre las madres «que trabajan» y las que supuestamente «no  trabajan» porque se quedan en casa criando y educando a los hijos y manteniendo el orden doméstico con labores extenuantes que comienzan desde que amanece y hasta muy entrada de noche. Pero este trabajo de madre de tiempo completo no es valorado porque no es lucrativo.

Según las estadísticas, el 96.7% de las madres mexicanas «que trabajan», además atienden los quehaceres domésticos en su hogar. Para muchos, la conclusión es obvia: si esas madres pueden atender ambas cosas, las que actualmente «no trabajan» deberían hacer lo mismo. Quienes así piensan pasan por alto que una madre que se divide entre su casa y su «realización profesional», o al menos en la lucha de lograr mayores ingresos para su familia,  no siempre puede dar a sus hijos la mejor educación —con frecuencia la televisión y el internet  se convierte en niñera de sus vástagos—, la mejor alimentación —debe recurrir a múltiples alimentos procesados y poco nutritivos porque no le queda tiempo suficiente para cocinar—, la mejor atención —se ve obligada a pasar poco tiempo con sus hijos—, etcétera. Conseguirá más dinero para la familia, pero no necesariamente mejor vida.

En México hay muchas madres que, por las más diversas causas, no tienen más  opción que buscarse una actividad lucrativa. Según el INEGI, el 44.2% de las madres trabaja en el mercado laboral, por lo que el 31.1% de ellas se ve obligado a dejar a sus hijos al cuidado de las abuelas, mientras que el 23% se los lleva a su trabajo —gracias a que poco más de la mitad de las madres trabajan en el comercio, aunque sólo la cuarta parte sea su propia patrona—, y apenas el 9.4% puede llevarlos a una guardería.

Redacción

TEMA DE LA SEMANA: MATERNIDAD EN MÉXICO

Publicado en la edición impresa de El Observador del 12 de mayo de 2019 No.1244

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