Lorena Paola Cardozo es una cantautora católica argentina, y se desempeña como directora de Turismo en Colonia Wanda. Su fe y su amor por Cristo la han llevado a unificar sus dos pasiones: la música católica y el turismo religioso. A sus 38 años de edad Lorena ha producido dos discos de música, titulados Corazón misericordioso y Razón de mi canción. En sus propias palabras explica que su tierra natal lleva por nombre «La provincia de las misiones», y justamente es lo que ella hace: evangelizar en la provincia de las misiones mediante la música que nos acerca a la misericordia y al amor infinito de Dios. Desde tierras sudamericanas conversó con El Observador de la Actualidad.

Por Mary Velázquez Dorantes

¿En qué momento descubriste que podías evangelizar a través de la música?

▶ Yo me enamoré de Cristo y de María desde muy pequeña. Sin embargo, la vida me alejó de la Iglesia. Yo canté en el coro de mi parroquia hasta que tuve quince años y luego vino un desierto de cinco años en los que no estuve activa en la Iglesia por razones familiares, pero estoy convencida de que Dios sabe tocar puertas porque después de ese tiempo me llamó y regresé al servicio diocesano guiada por la divina misericordia de Dios.

Comencé a trabajar la misión de evangelización en retiros, en encuentros, en estudios bíblicos y es justamente la música el hilo conductor de esta historia.

Yo solía cantar música secular y tenía otros planes en mi vida, pero los planes de Dios cambian las historias y yo soy una de esos cambios. Inicio el proceso de componer y la grabación de mi primer disco, realizo dos conciertos de Adoración Eucarística con Cielo Abierto en México y cuando regreso a mi pueblo natal en Argentina el Señor me enamora más y continúo la evangelización a través de la música.

¿Consideras que Cristo cambia y moldea a los seres humanos a través de la música religiosa?

▶ Creo que Dios cambia y moldea la vida de las personas porque existe una relación entre el Espíritu Santo y la música. La música es una forma de arte divino que Dios nos dio a los hombres para que lo glorifiquemos y ¡claro! nos ayuda a mantenernos conectados con Él; la música espiritual puede conmover el corazón como ninguna otra cosa.

Cuando compongo canciones o cuando las canto me doy cuenta de algo maravilloso: pedimos milagros cuando los milagros los tenemos todos los días.

¿Cuáles han sido los retos a los que te has enfrentado desde que iniciaste este ministerio?

▶ Al cristiano, cristiano enamorado del Jesús vivo, le debe quedar algo muy claro: el camino para seguir sirviendo a Cristo no es fácil, más cuando la familia no te acompaña y hay muchos tropiezos, críticas, dificultades, muchas puertas se cierran, pero nada que Dios no pueda llenar.

Yo evangelizo con la música pero también desde mi trabajo como directora de turismo religioso. En ambas tareas o misiones descubro que adorar es reconocer en nosotros nuestra nada y en Dios el todo, en nosotros nuestra miseria y en Dios la misericordia. No somos perfectos, que yo sepa, Jesús nunca dijo «sígueme cuando seas perfecto», y aquí estoy siguiéndolo a pesar de lo adverso.

¿Qué les dirías a los jóvenes de América Latina para que se enamoren de Jesús y de María?

▶ Tenemos que volver la mirada a Cristo en todo momento. Los jóvenes de nuestra América Latina tienen que vivir su fe sin miedo a nada, y al vivir su fe también van a ser capaces de transmitir a los demás el amor grande, profundo y eterno de Dios. Desde mi ministerio les digo: ¡Canten con la voz que Dios les dio!, porque esta es una forma maravillosa de glorificar y alabar a nuestro Creador.

Todos los días respiramos, y no es aire lo que respiramos, sino la misericordia de Dios en nuestras vidas; así que los invito a no tener miedo a nada, y a dejar que Dios toque su puerta.

Publicado en la edición impresa de El Observador del 8 de septiembre de 2019 No.1261

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