El confinamiento a causa del covid ya ha dejado sin trabajo —formal o informal— a 12.5 millones de personas en México, y a unos 400 millones en el mundo. Además hay muchos otros que, sin perder aún sus negocios o sus empleos, han visto disminuir grandemente sus ingresos.
En Deuteronomio 8, 2-5 se lee lo que pasó al pueblo hebreo: “Acuérdate de todo el camino que Yahveh tu Dios te ha hecho andar durante estos cuarenta años en el desierto para humillarte, probarte y conocer lo que había en tu corazón (…). Te humilló, te hizo pasar hambre, te dio a comer el maná que ni tú ni tus padres habíais conocido, para mostrarte que no sólo de pan vive el hombre (…).No se gastó el vestido que llevabas (…) a lo largo de esos cuarenta años. Date cuenta, pues, de que Yahveh tu Dios te corregía como un hombre corrige a su hijo”.
Toda crisis económica debe ser entendida, pues, por los cristianos, como una purificación por los pecados, o bien como una prueba a fin de salir fortalecidos en la fe. Como dijo san Pablo en Filipenses 4,12: “Sé lo que es vivir en la pobreza y en la abundancia. Aprendí a hacer frente a cualquier situación: a la saciedad y al hambre; a la abundancia y a la privación”.
La clave para sobrevivir en esta crisis ya la indicó Dios: “No anden preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos? Que por todas esas cosas se afanan los paganos; pero ustedes tienen un Padre celestial que ya sabe que las necesitan. Busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todas esas cosas les serán dadas por añadidura” (Mt 6, 31-36).
Eso no significa mantenerse pasivos; al contrario, cada uno debe hacer su parte, pero confiando en la ayuda del Señor. “Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma.”, dice II Tesalonicenses 3, 10.
Así como el hombre primitivo hubo de aprender, sin la guía de antepasado alguno, a aprovechar los recursos que tenía en torno suyo, éste es tiempo de hacer lo mismo, si bien ahora se cuenta con la ventaja de millones de experiencias compartidas en libros e internet.
Lo primero que hay que aprender es que casi nada es basura. Así como hay industrias que aprendieron a reciclar papel, latas, vidrio, plásticos, tetrapack y otros elementos considerados “desperdicios”, convirtiéndolos en cosas útiles, hoy es tiempo de hacer lo mismo con los pocos o muchos recursos que se tengan en casa.
TEMA DE LA SEMANA: IDEAS PRÁCTICAS PARA SOBREVIVIR EN TIEMPOS DE CRISIS
Publicado en la edición semanal digital de El Observador del 12 de julio de 2020. No. 1305