1er Domingo de Cuaresma (Mc 1,12-15)

Por P. Antonio Escobedo c.m.

Hoy es el primer Domingo de Cuaresma. Los cuarenta días que dura este tiempo litúrgico siguen la tendencia de la Biblia que repetidamente presenta la cuarentena (de días o de años) como un período de preparación o un acontecimiento importante: los 40 días del diluvio universal, los 40 días de Moisés en el monte antes de pactar la alianza, los 40 años de Israel por el desierto hasta llegar a la tierra prometida, los 40 días de Elías en su huida, el plazo de 40 días que Jonás dio a Nínive para su conversión, los 40 días de Cristo en el desierto, los 40 días entre la Resurrección y la Ascensión de Jesús.

Sin embargo ¿te has dado cuenta de que la cuaresma no son 40 días exactos? Preparen sus calculadoras para que nos quede más claro: hasta fines del siglo IV, la Cuaresma comenzaba en domingo (cuatro días después de miércoles de Ceniza) y terminaba la tarde del Jueves Santo; en ese entonces teníamos cuarenta días exactos. Algunos siglos después se hizo costumbre comenzar la Cuaresma el Miércoles de Ceniza y culminarla el Sábado de Gloria por lo que se tenía un total de cuarenta y seis días; entonces se restaban los seis domingos de Cuaresma en los que no se ayunaba para vivir cuarenta días de austeridad. Actualmente, la Cuaresma va desde el Miércoles de Ceniza hasta la tarde del Jueves Santo, por lo que el tiempo cuaresmal no dura cuarenta días literales, sino simbólicos, son días para prepararnos a la Pascua.

Dejemos las matemáticas y observemos el Evangelio de este domingo. El primer detalle que llama la atención es que san Marcos no nos cuenta las tentaciones una por una como lo hace san Mateo o san Lucas. Sólo dice que Jesús fue empujado por el Espíritu Santo al desierto y allí fue tentado por Satanás. Es posible que Marcos deje de lado la narración de las tentaciones para indicar que Jesús experimentó la invitación al poder, al prestigio o al aplauso fácil durante toda su vida. Marcos habrá querido insistir en que Jesús lucho internamente día con día y siempre salió vencedor. Así, en este primer Domingo de Cuaresma se nos pone delante la figura de un Cristo victorioso. Es el mejor ejemplo que se nos puede proponer para estimularnos a ser también nosotros fuertes ante la tentación y en la tribulación.

Para iniciar este tiempo litúrgico vale la pena recordar que el Papa Francisco señala que vivimos en un tiempo contaminado por demasiada violencia verbal, por palabras ofensivas y dañinas, inundados de palabras vacías. El gran riesgo de vivir en medio de este bullicio es que podemos dejar de escuchar la voz del Señor. Por eso, la Cuaresma es tiempo para apagar la televisión, para desconectarnos del celular y conectarnos al Evangelio, es tiempo para entrar en el desierto con Jesús, porque dialogar en silencio con el Señor nos devuelve la vida.

Me parece importante que dejemos de pensar que la Cuaresma es un tiempo de tristeza. Por el contrario, es un buen tiempo para encontrarse con Dios y consigo mismo. Es un tiempo donde Dios nos quiere comunicarnos la vida nueva, la energía, la alegría y la libertad interior del Resucitado. Es un tiempo de primavera espiritual porque es la preparación a la Pascua que es fiesta más importante de los cristianos.

Así, cuando alguien nos pregunte qué es lo más importante de la Cuaresma, sin dudar debemos responder que lo más importante… ¡es la Pascua!

¿Estamos listos para iniciar la preparación de nuestra gran Fiesta?

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 21 de febrero de 2021 No. 1337

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