Por P. Antonio Escobedo Hernández C.M.
… y (los discípulos) echando sus mantos sobre el burro subieron a Jesús.
Con el episodio de la entrada de Jesús en Jerusalén se inicia la etapa final de su vida terrena. Jesús entra montado en un burro. ¿Por qué entrar en la ciudad montado sobre este animal y no, por ejemplo, sobre un caballo? No es casualidad que Jesús lo haya elegido. Su opción fue premeditada. Recordemos que cuando llegó a Beftagé, pidió explícitamente a sus discípulos ir a buscar al burro porque lo necesitaba. ¿Qué tenía en mente cuando eligió montarlo?
El significado del gesto es claro cuando se lee el episodio a la luz del profeta Zacarías (Zac 9,9-10). El profeta invita a alegrarse porque el rey que liberará a Jerusalén viene montado sobre un burro. El oráculo de Zacarías anuncia que este rey dispersará a los carros armados de Efraím y a los caballos de Jerusalén. Indirectamente el profeta señala que hay una oposición entre el caballo y el burro. De sus palabras se deduce que el caballo es un animal destinado a la guerra (Zac 9,10); el burro, por el contrario, es un animal pacífico que sirve sobre todo para el transporte de mercancías (Varios textos atestiguan que se utilizaba para este fin: Gen 22,3.5; 42,27; 44,13; Ex 4,20; 23,4-5; Num 22,22-23; Jos 15,18; Jue 1,14; 1Sam 15,20.23.42; 2Sam 17,23; Lc 10,34).
El significado de la opción de Jesús es todavía más claro cuando se lee el pasaje donde se narra la historia de la sucesión del trono de David en el Primer libro de los Reyes (1Re 1,24-44): cuando Salomón fue ungido como rey entró en Jerusalén en medio de la multitud, que lo aclamaba con gran entusiasmo, montado sobre la mula de su padre David. La mula que en la Biblia tiene un simbolismo similar al del burro.
Salomón, cuyo nombre contiene la misma raíz hebrea de la palabra “shalom” que significa “paz”, ha dejado de lado los caballos. En efecto, se sabe que fue un rey pacífico y no un guerrero que derramó sangre como su padre (1Cro 28,3). Célebre por su sabiduría más que por sus conquistas, Salomón montado sobre la mula está indicando el tipo de autoridad que seguirá en su gobierno. Será una monarquía de paz.
De esta manera, podemos comprender que, cuando vemos a Jesús entrando en Jerusalén montado sobre el burro, se ha cumplido el oráculo profético de Zacarías: Jesús es el rey que se había anunciado desde la antigüedad. Él forjará la libertad verdadera. Además, tener de trasfondo la entronización de Salomón, pone de relieve que Jesús ha optado por una autoridad que estará en la línea Salomónica. La manera de entrar de Jesús muestra que quiere fundar una monarquía de servicio, de trabajo, pero sobre todo de paz. Jesús es un rey pacífico.
Y nosotros, ¿Estamos listos para proclamar a Jesús como rey?, ¿Qué tipo de reinado esperamos que instaure?, ¿Dejaremos que tome posesión de nuestra vida?