Una vez instalados en la ciudad de México los “doce apóstoles” de la Nueva España, tuvieron una serie de prolongadas entrevistas —mediante intérpretes— con un número no conocido de miembros de la nobleza azteca, sacerdotes y, según Miguel León Portilla, también con unos pocos tlamantiname (sabios).

Fray Bernardino de Sahagún puso por escrito estas pláticas; pero como él no fue un testigo presencial de las mismas, se valió para ello de unos papeles en borrador que encontró en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, y le dio el título de Colloquios y doctrina christiana con que los doze frayles de san Francisco, enbiados por el papa Adriano sesto y por el emperador Carlo quinto, convirtieron a los indios de la Nueva España. En lengua mexicana y española.

El primer capítulo de los Coloquios muestra a los franciscanos presentándose a sus oyentes. Es hermoso ver cómo dicen lo que no son y lo que sí son, mostrándose tan vulnerables como cualquier otro ser humano:

“No nos miréis como si estuviéramos por encima, porque nosotros sólo somos semejantes vuestros; también nosotros somos macehuales, gente del pueblo; también nosotros somos hombres, como vosotros lo sois; de ninguna manera somos dioses.

“También nosotros somos habitantes de la tierra; también bebemos, también comemos. También morimos de frío, también padecemos calor, también somos mortales, somos perecederos”.

Luego explican que han venido “sólo por compasión de vosotros, por la salvación vuestra”, y exponen quien es el verdadero Dios, y cómo Jesucristo, en cuanto hombre, tiene un reino acá en el mundo. También enseñan sobre la creación de los ángeles, la caída de Lucifer y de cómo ésta determinó la persecución del género humano.

Por supuesto, también se recogen las respuestas de los señores principales a los frailes; por ejemplo, cuando dicen que la misión de ellos ha sido en vano, pues “nosotros también tenemos a nuestro dios… ; también nosotros reverenciamos y obedecemos y servimos a aquél que también llamamos, por quien se vive… ¿Qué otra cosa, acaso habéis venido a enseñarnos?”.

A pesar de una exposición mucho más completa de la fe cristiana, los nobles responden:

“Vosotros dijisteis que nosotros no conocíamos al Dueño del cerca y del junto, a aquél de quien son el cielo, la tierra. Habéis dicho que no son verdaderos dioses los nuestros. Nueva palabra es ésta, la que habláis, y por ella estamos perturbados, por ella estamos espantados…”.

“Eso no lo tenemos por verdad, aun cuando os ofendamos. Haced con nosotros lo que queráis. Esto es todo lo que respondemos…”.

Lamentablemente no se conserva el contenido de los capítulos 15 al 30 de los Coloquios, por lo que no es posible juzgar el grado de aceptación que tuvo la predicación; pero no deja de ser un gran testimonio de la evangelización.

TEMA DE LA SEMANA: LA VISIÓN FRANCISCANA DEL NUEVO MUNDO

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 3 de octubre de 2021 No. 1369

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