Señala Juan Pablo II, en su Carta los artistas, que la Iglesia tiene necesidad del arte, y cabe preguntarse si esto mismo puede aplicarse a la inversa.
Escribe el santo polaco:
“La Iglesia, pues, tiene necesidad del arte. Pero ¿se puede decir también que el arte necesita a la Iglesia? La pregunta puede parecer provocadora. En realidad, si se entiende de manera apropiada, tiene una motivación legítima y profunda.
“El artista busca siempre el sentido recóndito de las cosas y su ansia es conseguir expresar el mundo de lo inefable. ¿Cómo ignorar, pues, la gran inspiración que le puede venir de esa especie de patria del alma que es la religión? ¿No es acaso en el ámbito religioso donde se plantean las más importantes preguntas personales y se buscan las respuestas existenciales definitivas?
“De hecho, los temas religiosos son de los más tratados por los artistas de todas las épocas. La Iglesia ha recurrido a su capacidad creativa para interpretar el mensaje evangélico y su aplicación concreta en la vida de la comunidad cristiana. Esta colaboración ha dado lugar a un mutuo enriquecimiento espiritual. En definitiva, ha salido beneficiada la comprensión del hombre, de su imagen auténtica, de su verdad.
“Se ha puesto de relieve también una peculiar relación entre el arte y la revelación cristiana”.
“Esto no quiere decir que el genio humano no haya sido incentivado también por otros contextos religiosos. Baste recordar el arte antiguo, especialmente griego y romano, o el todavía floreciente de las antiquísimas civilizaciones del Oriente.
“Sin embargo, sigue siendo verdad que el cristianismo, en virtud del dogma central de la Encarnación del Verbo de Dios, ofrece al artista un horizonte particularmente rico de motivos de inspiración. ¡Cómo se empobrecería el arte si se abandonara el filón inagotable del Evangelio!”.
La belleza que salva
Juan Pablo II sostiene que los seres humanos de todos los tiempos tienen necesidad de entusiasmo “para afrontar y superar los desafíos cruciales que se avistan en el horizonte. Gracias a él la humanidad, después de cada momento de extravío, podrá ponerse en pie y reanudar su camino. Precisamente en este sentido se ha dicho, con profunda intuición, que ‘la belleza salvará al mundo’.
“La belleza es clave del misterio y llamada a lo trascendente.
“Es una invitación a gustar la vida y a soñar el futuro.
“Por eso la belleza de las cosas creadas no puede saciar del todo”.
Y el vicario de Cristo hace una petición final a los artistas: “Que la belleza que transmitáis a las generaciones del mañana provoque asombro en ellas. Ante la sacralidad de la vida y del ser humano, ante las maravillas del universo, la única actitud apropiada es el asombro”.
Arte que no existiría in la Iglesia
No se puede negar que realmente las más grandes obras de arte mundial están inspiradas en el cristianismo; sin éste, no habrían existido las siguientes, que son de las más famosas del mundo:
- “La piedad” y el “David”, esculturas de Miguel Ángel.
- Las pinturas “La Última Cena”, de Leonardo Da Vinci; el “Cristo Crucificado”, de Velázquez; la “Inmaculada Concepción”, de Murillo; o la Capilla Sixtina, pintada por Miguel Ángel.
- Obras musicales como “La Pasión de San Mateo”, de Johann Sebastian Bach, o “El Mesías”, de Haendel.
- La Catedral de San Basilio, en Moscú; la Catedral de Colonia, en Alemania; la Catedral de Notre Dame, en París, o la Basílica de la Sagrada Familia, en Barcelona.
TEMA DE LA SEMANA: LA MUERTE Y EL MÁS ALLÁ: PREGUNTAS CON RESPUESTA
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 28 de noviembre de 2021 No. 1377