Por Raúl Espinoza Aguilera
Durante el siglo XIX y principios del XX era costumbre que las novelas tuvieran un desarrollo lineal. Habitualmente abarcaban desde el nacimiento, infancia, juventud y madurez del protagonista hasta su fallecimiento.
William Faulkner vino a revolucionar este modo de escribir novelas, por influencia directa del escritor irlandés James Joyce (Dublín 1882-Zúrich 1941). Joyce tenía un talento fuera de serie para transformar la obra literaria en un texto novedoso, de vanguardia. Además de James Joyce, Faulkner también recibió influencia de Franz Kafka y de Marcel Proust.
Joyce auténticamente recreaba e inventaba un nuevo modo de narrar; continuamente experimentaba tanto con el lenguaje como en sus obras, como en: Retrato del Artista Adolescente, Ulises, Finnegans Wake y muchas otras obras más, que dejó asombrados a muchos intelectuales y novelistas de Europa, como T. S. Eliot, Virginia Woolf, Ezra Pound o Wallace Stevens.
A partir de James Joyce comienza una nueva literatura mucho más espontánea, natural y novedosa, nunca antes vista. Ha sido el padre de la revolución en la literatura europea.
En Norteamérica, William Faulkner continuó la saga de recrear los textos de un nuevo modo, aportando sus inéditas ideas creativas. Por ejemplo, incluyendo largos monólogos interiores; cambios de tiempo que de pronto saltaba al pasado y luego volvía al tiempo presente; en su narrativa tiene varios enfoques habla de “tú”, luego de “él” y a continuación utilizaba el “yo”. Dicho en otras palabras, empleaba enfoques plurales para enriquecer la visión de sus personajes.
De niño y adolescente escuchaba con atención los relatos de su abuelo sobre las hazañas de su bisabuelo quien fue héroe en la Guerra de Secesión (1861-1865) y se especializó en la novela sureña, presentando sus problemáticas y costumbres, como: la dura realidad de la discriminación racial; las costumbres tan características. de esa región de la Unión Americana.
Sus obras más destacadas son El Sonido y la Furia, Mientras agonizo, Luz de agosto, Absalón, Absalón.
Tanto su madre como su abuela le infundieron afición por las lecturas, en especial, por los autores clásicos como Charles Dickens, los Hermanos Grimm, etc. Se interesó bastante por la Historia de Misisipi y se convirtió en un experto.
Estudió en la Universidad de Misisipi (1919-1921), y antes en la Universidad de Virginia. Fue también periodista y en 1955 recibió el Premio Pulitzer. Además de novelas, escribió numerosos cuentos y poesía. En un principio, Faulkner no logró que sus obras se publicaran y eso fue una labor de constancia hasta ser más conocido y apoyado por diversas casas editoriales.
Encontró trabajo estable como guionista para películas de Hollywood, desde 1930 hasta 1950, lo que constituyó un desahogo económico para él y su familia.
En 1932 el realizador norteamericano Stephen Roberts adaptó su novela Sanctuary y esta cinta se convirtió en un clásico del drama negro de los años treinta. También su novela Pylon fue llevada a la pantalla en 1957 por el cineasta Douglas Sirk.
Produjo una considerable influencia en la Literatura Latinoamericana, por ejemplo, en Gabriel García Márquez en su Vivir para contarlo; en Mario Vargas Llosa en El Pez en el agua y en La Ciudad y los Perros. También en Juan Carlos Onetti, Juan Benet, Juan José Saer, Jorge Luis Borges.
En México, Carlos Fuentes recibió su influencia en su destacada novela La Región más Transparente y Juan Rulfo en Pedro Páramo y El Llano en Llamas.
También Rulfo recrea la vida rural mexicana y aporta a personajes como Macario, un continuo monólogo. O también en Luvina ofrece una visión original del campo mexicano. Faulkner inventa un condado llamado Yoknapatawpha y de ahí surgen sus principales personajes y Rulfo tomó esos conceptos para transformarlos con singular maestría.
Rulfo en Pedro Páramo emplea también los cambios de tiempo; los monólogos; los enfoques plurales de sus personajes, que por momentos parecen más fantasmagóricos que reales.
Algunas de las frases célebres de William Faulkner han quedado para la posteridad, como: “Creo que el hombre no sólo resistirá, también prevalecerá. Es inmortal no sólo porque entre todas las creaturas sea el único que tiene una voz inagotable, sino porque posee un alma, un espíritu capaz de compasión, sacrificio y entereza”.
O también, “No te molestes en ser mejor que tus contemporáneos o predecesores, intenta ser mejor que tú mismo”.
La huella de William Faulkner en la Literatura Latinoamericana es imborrable porque actualmente hay escritores que continúan utilizando sus técnicas del monólogo interior, la pluralidad de enfoques de sus personajes o los saltos de tiempo dentro de la cronología tradicional.
En 1949 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura por sus valiosas y originales aportaciones. Fue destacado miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias. Faulkner es considerado universalmente como uno de los más importantes creadores de la Literatura de los Estados Unidos y de la región sureña en particular.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 2 de enero de 2022 No. 1382