Con motivo del asesinato de dos presbíteros jesuitas el pasado lunes 20 de junio de 2022 en Cerocahui, Chihuahua, pero también considerando las muertes violentas padecidas por numerosos seglares, religiosos y pastores de Iglesia católica, el 4 de julio la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México y la Provincia Mexicana de la Compañía de Jesús emitieron un mensaje en el que se invita a “obispos, sacerdotes, vida religiosa, fieles y personas de buena voluntad de México” a orar juntos “por la justicia y la reconciliación para la paz”.

Llamados por la paz

No es el primer mensaje que los prelados mexicanos emiten recientemente ante este contexto de violencia. El 20 de mayo de 2022, tras el asesinato del padre José Guadalupe Rivas, la CEM sacó un comunicado en el que denunció ése y otros crímenes, declarando que “nadie tiene derecho a atentar contra la vida humana” y que “no hay nada que justifique semejantes violencias”. A la vez hacía estas invitaciones: “Sigamos orando por nuestras autoridades, para que encuentren los mejores caminos de pacificación y de seguridad que todos necesitamos y deseamos.

“Oremos por los criminales, para que se arrepientan y cambien de vida.

“Oremos por todos, para que nos convirtamos en constructores de paz”.

Y el 23 de junio de 2022 la CEM había lanzado un nuevo mensaje, en el que se señalaba que “el reciente asesinato de un civil y de dos sacerdotes jesuitas dentro del templo católico de Cerocahui, en la región de la Tarahumara en Chihuahua, no es más que una muestra más de la falta de valores y sensibilidad a la que se ha llegado, perdiendo todo respeto a la dignidad humana”.

Igualmente reconocían que “el crimen se ha extendido por todas partes trastocando la vida cotidiana de toda la sociedad, afectando las actividades productivas en las ciudades y en el campo, ejerciendo presión con extorsiones hacia quienes trabajan honestamente en los mercados, en las escuelas, en las pequeñas, medianas y grandes empresas; se han adueñado de las calles, de las colonias y de pueblos enteros, además de caminos, carreteras y autopistas y, lo más grave, han llegado a manifestarse con niveles de crueldad inhumana en ejecuciones y masacres que han hecho de nuestro país uno de los lugares más inseguros y violentos del mundo”.

Los obispos daban a conocer en ese mensaje:

“Los datos oficiales nos hablan de casi 122,000 asesinatos a manos de los criminales durante los tres años y medio”.

Mea culpa

Al mismo tiempo, los prelados hacían esta confesión: “Reconocemos que como Iglesia no hemos hecho lo suficiente en la evangelización de los pueblos y que es necesario redoblar esfuerzos”.

Y frente a esto manifestaron su compromiso de poner en marcha “nuestro primer eje transversal del proyecto pastoral 2021-2024: La construcción de la paz Por tanto, hacemos un llamado a todo el pueblo de Dios (…) a sumarse en los trabajos por concretar el proyecto de Paz de Cristo”.

El más reciente mensaje, firmado el 4 de julio y titulado Tejer en Cristo nuevas relaciones: De la fragmentación a la unidad, da más ideas de lo que se puede hacer por la paz en México.

TEMA DE LA SEMANA: «IGLESIA: UN FARO DE PAZ EN LA TORMENTA»

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 24 de julio de 2022 No. 1411

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