Misterios de la Biblia

Dice la Escritura: “Se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles combatieron con el Dragón. También el Dragón y sus ángeles combatieron, pero no prevalecieron y no hubo ya en el Cielo lugar para ellos. Y fue arrojado el gran Dragón, la Serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero; fue arrojado a la Tierra y sus ángeles fueron arrojados con él” (Apocalipsis 12, 7-9).

¿Cuál fue el motivo que causó la batalla entre ángeles buenos y ángeles rebeldes? La respuesta se desprende de citas dispersas; pero se puede resumir en una palabra: soberbia.

Lucifer —luego llamado Satanás— y un tercio de todos los ángeles (Apocalipsis 12, 4), ensoberbecidos, se creyeron más de lo que eran, por lo que libre e irrevocablemente decidieron adorarse a sí mismos en lugar de adorar a Dios: “¡Cómo has caído de los cielos, Lucero, hijo de la Aurora! ¡Has sido abatido a tierra, dominador de naciones! Tú que habías dicho en tu corazón: ‘Al Cielo voy a subir, por encima de las estrellas de Dios alzaré mi trono, y me sentaré en el Monte de la Reunión, en el extremo norte. Subiré a las alturas del nublado, me asemejaré al Altísimo’” (Isaías 12, 14). Fue un contundente “no serviré” (Jeremías 2, 20).

¿Qué tiene que ver esto con nosotros?

En el Edén la Serpiente tentó a Eva para que hiciera exactamente lo mismo, incitándola a comer el fruto prohibido: “Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal” (Génesis 3, 5). Juan Pablo II explicó: “Ésta es la primera tentación, de la que se hacen eco todas las demás tentaciones a las que el hombre está inclinado a ceder por las heridas de la caída original”.

Así que la pretensión de Satanás y sus ángeles caídos, de ser como dioses, se repite en el pecado de Eva y Adán, pero también en nuestros propios pecados, pues se peca cuando las cosas no se hacen conforme a la voluntad de Dios sino conforme a la voluntad de uno mismo, cuando nos convertimos en nuestros propios dioses, sea en el ámbito que sea.

TEMA DE LA SEMANA: «IGLESIA: UN FARO DE PAZ EN LA TORMENTA»

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 24 de julio de 2022 No. 1411

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