Hablar de Dios, es comunicar con valentía, sencillez y fuerza lo esencial de la vida

Por Angelo De Simone

En un mundo donde parece que el mencionar las palabras “Cristo”, “Dios” o “Iglesia”, es sinónimo de molestia y hasta agresión, es necesario redescubrir la forma de hablar de Dios de manera caritativa, sincera y directo al corazón.

¿Cómo hablar de Dios hoy? A través de 4 claves, lo iremos descubriendo a lo largo de las líneas que te brindo hoy. Para hablar de Dios es necesario:

  • Conocerle: Dios nos ha hablado a nosotros de una forma amorosa, autocomunicándose al encarnarse. Dios no es una ecuación química en un tubo de ensayo, es una realidad de nuestra vida, se ocupa de nosotros y desea ardientemente estar en nuestro corazón. Para ello es necesario irle conociendo a través de la oración, hablando como amigos y escuchando que nos dice al corazón. ¿Le abro la puerta de mi vida para transformar mi existencia?
  • Descubrir que quiere Él que yo diga: Es muy frecuente el agobiarse en discursos poéticos sobre Dios, que no parten de la experiencia sino del intelecto, sin antes haber tenido una conversación de amistad con Él. Dios, a partir del conocimiento que tengamos de Él, nos invita a comunicar la fe, que no es más que decir abierta y públicamente lo que he visto y oído en el encuentro con Cristo. Dios quiere que manifiestes a tus hermanos la alegría del evangelio, mostrando la acción transformadora de su gracia, superando individualismos, egoísmos e indiferencias, viviendo su amor en la cotidianidad. ¿Cómo predico a Cristo en mi jornada diaria?
  • Recordar como Cristo hablaba de su Padre: Jesús hablaba de su Padre (Abbá) mirando con compasión los malestares y las dificultades de la existencia humana.

Habla con realismos y sin “Romanticismos”, haciendo hincapié en nuestro valor como personas y en su presencia cotidiana en nuestras vidas. Jesús actúa y enseña partiendo de una relación íntima con su padre. ¿Hablo de Dios como alguien inalcanzable o como alguien cercano?

  • Iniciar en la familia: Un lugar privilegiado e idóneo para hablar de Dios es la familia. Los Padres están llamados a redescubrir esta misión suya, asumiendo la responsabilidad de educar en los valores, abriendo la conciencia de sus hijos al amor de Dios para con el mundo (Cfr. CVII LG 2). Muchas veces puedo evangelizar pueblos enteros, pero ¿Tengo el valor de iniciar por mi metro cuadrado?

Hablar de Dios, es comunicar con valentía, sencillez y fuerza lo esencial de la vida: El Dios de Cristo que nos ha mostrado su amor muriendo en la cruz, que nos pide día a día seguirle y dejarnos transformar por su inmenso amor para renovar nuestra existencia, darnos la paz y seguir sus pasos. Que el Espíritu Santo sea nuestro guía cada vez que nos incursionemos a hablar de aquel que tanto nos ama.

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 31 de julio de 2022 No. 1412

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