La figura bíblica femenina más importante de todas es la Santísima Virgen María, cuyo papel fue anunciado desde el primer libro de las Escrituras, cuando Dios dice a la Satanás:
“Enemistad podré entre ti y la Mujer, entre tu descendencia y la suya. Ella te pisará la cabeza” (Génesis 3, 15).
También es anunciada por el profeta Isaías: “He aquí que la Virgen concebirá y dará a luz un Hijo” (Isaías 7, 14). Ella está presente en toda la vida terrenal de Jesús, y, después de la Ascensión del Señor, también en Pentecostés.
La Madre de Dios también es mencionada en el Apocalipsis (12, 1), lo que evidencia bíblicamente que su participación en la historia de la salvación permanece activa, pues abarca hasta los últimos tiempos.
Las Santas Mujeres
Entre los personajes femeninos de la Biblia, las llamadas Santas Mujeres ocupan un lugar muy especial. Es el nombre que tradicionalmente se les da a las que, en el Nuevo Testamento, se convirtieron en discípulas de Jesús (Lucas 8, 1-2), financiaron su labor empleando sus propios bienes para el servicio del Señor (Lucas 8, 3), y, a diferencia de los Apóstoles (excepto por san Juan), no lo abandonaron durante su Pasión (Mateo 27, 55; Marcos 15, 40; Lucas 23, 27; 23, 49).
Además, algunas de ellas fueron escogidas por el Cielo para comunicar por primera vez la noticia más alegre e importante de todas las que ha habido o habrá en el universo: la Resurrección de Cristo.
El grupo de discípulas no era pequeño, pero entre las Santas Mujeres destacan:
- Marta (Lucas 10, 38)
- María Magdalena, a la que diversos santos y místicos identifican con María de Betania; es decir, que en realidad vendría a ser la hermana de Marta y Lázaro (Lucas 10, 39; Juan 11, 1).
- Salomé (Marcos 15, 40), madre de Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo (Mateo 27, 56).
- Susana (Lucas 8, 4), que la beata Ana Catalina señala como hija de María Cleofás.
- Juana, esposa de Cusa, un administrador de Herodes (Lucas 8, 3).
- María la madre del evangelista Juan Marcos (Hechos 12, 12).
- María la esposa de Cleofás y hermana de la Santísima Virgen (Juan 19, 25), por tanto, hija de san Joaquín (María Helí).
- María hija de Cleofás (María Cleofás), llamada en el Evangelio “la madre de Santiago y de José” (Mateo 27, 56).
- La Samaritana, que convenció a su aldea para escuchar y aceptar a Jesús como el Mesías (Juan 4, 7-42). Según la beata Ana Catalina, su nombre era Dina.
TEMA DE LA SEMANA: “LA FUERZA DE LA MUJER EN LA BIBLIA”
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 2 de octubre de 2022 No. 1421