Según la tradición, la Santísima Madre dio estas promesas a Santo Domingo y al Beato Alan de la Roche.
- Los que me sirven fielmente con el rezo del Rosario recibirán gracias especiales.
- Prometo mi especial protección y las mayores gracias a quienes recen el Rosario.
- El Rosario será una armadura poderosa contra el infierno. Destruirá los vicios, disminuirá los pecados y derrotará las herejías.
- Quien rece el Rosario crecerá en virtudes y buenas obras. Las almas obtendrán abundante misericordia de parte de Dios. El rezo del Rosario alejará los corazones de los hombres del amor del mundo y sus vanidades, y los elevará al deseo de las cosas eternas. Oh, qué almas se santificarán por esta vía.
- El alma que se encomienda a mí por el rezo del Rosario no perecerá.
- Quienes recen el Rosario con devoción, meditando sus sagrados misterios, no serán conquistados por la desgracia. En su justicia, Dios no los castigará; y la muerte no los encontrará desprevenidos, es decir que no morirán sin estar preparados para el cielo. Los pecadores se convertirán. Perseverarán en la gracia y llegarán a ser dignos de la vida eterna.
- Quienes tengan una verdadera devoción por el Rosario no morirán sin haber recibido los sacramentos de la Iglesia.
- Quienes recen el Rosario con fe tendrán la luz de Dios y la plenitud de sus gracias en la vida y en la hora de su muerte, cuando participarán de los méritos de los santos en el paraíso.
- Yo liberaré del purgatorio a quienes se hayan dedicado a rezar el Rosario con devoción.
- Los hijos fieles del Rosario se harán merecedores de un alto grado de Gloria en el cielo.
- Por el rezo del Rosario, obtendrán todo lo que me pidan.
- Quienes propaguen el santo Rosario recibirán mi ayuda en sus necesidades.
- De mi Divino Hijo he conseguido que todos los devotos del Rosario cuenten con la corte celestial complete como sus intercesores durante su vida y a la hora de su muerte.
- Todos los que recen el Rosario son mis hijos amados y los hermanos y hermanas de mi único Hijo, Jesucristo.
- La devoción a mi Rosario es un gran signo de predestinación.
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