ALIVIO DE CAMINANTES
Por P. Justo López Melús
Alguien ha dicho que el matrimonio es una obra maestra de porcelana china, preciosa y frágil a la vez. Una filigrana que requiere un tacto exquisito, finura y respeto para que no se quiebre.
Cuentan que una vez el diablo, hojeando sus papeles, observó con enojo que aún quedaba una pareja sobre la tierra, que vivía de amor y en concordia. Resulta que se trataba de una pareja normal, pero emanaba tanto amor que parecía una eterna primavera.
El diablo quiso conocer el secreto de aquel amor. Y los dos explicaron:
–No hay ningún secreto. Vivimos nuestro amor como una competición. Cuando uno se equivoca, el otro asume la culpa. Cuando uno obra bien, el otro recibe la alabanza. Cuando uno sufre, el otro recibe el consuelo. Cuando uno se alegra, el otro se complace. Es decir, competimos para ver quién llega antes.
Al diablo le pareció esto un poco tonto y se fue sin hacer daño. Y por eso existen todavía parejas felices en la tierra.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 9 de abril de 2023 No. 1448